"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la HISTORIA de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal y como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden.” Lucas 1:1-3 VRV1960


jueves, 13 de octubre de 2011

La Ciencia Moderna y el Cristianismo

    Antes de el movimiento denominado por los historiadores con el nombre de la Reforma, pocas personas tenían acceso a la lectura de la Biblia. Las Sagradas Escrituras sólo podían ser leídas por el clero católico, además estaban escritas en latín, idioma que sólo leían los círculos eclesiásticos y no el vulgo. Es justamente con la Reforma que la Biblia comienza a llegar a los estratos sociales fuera del eclesiático, iniciándose una nueva visión no sólo religiosa, sino también social y científica. En lo que respecta a esta última, es interesante señalar que lo que hoy llamamos ciencia moderna tiene su auge justo, después de la Reforma.
Algunos historiadores se han percatado que la llamada Ciencia Moderna se desarrolló en la Europa del Renacimiento, debido a la visión del mundo cristiano de esa cultura. De hecho, “...es en el Renacimiento cuando la ciencia empieza a desarrollarse como tal. Ténganse en cuenta que en los siglos medievales tuvieron importancia las letras, las artes y la filosofía pero no pudo hablarse de intentos verdaderamente científicos. En la época renacentista, en cambio, se concentró la atención a la naturaleza y se la estudió. De allí resultan las siguientes actitudes del científico que dan cuerpo al cultivo de la matemática, la física, la astronomía, la geografía, la biología”1.

Es interesante, estimado lector que usted se haga esta pregunta: ¿por qué civilizaciones avanzadas como la griega, persa y china no tuvieron una “ciencia” tal como nosotros la conocemos?  En mi criterio porque ellas carecían de la idea cristiana de las leyes de Dios. Sin embargo, a pesar del origen cristiano de la ciencia — algo que expondremos más adelante—, y a pesar del trabajo de muchos cristianos que fueron grandes científicos, la ciencia virtualmente se ha convertido en un arma de la religión humanista seglar, siendo utilizada para negar a Dios y establecer el mundo material que es el fin de todas las cosas, según la declaración del humanismo ateo.  
Contrariamente a muchas nociones populares, la Biblia no permanece en silencio con respecto a la ciencia. En realidad tienen mucho que decir. No sólo revela que Dios originó la actividad científica, sino también que El la aprobó y esperó que el hombre aprendiera sobre ciencia. La Biblia también demuestra cómo solucionar problemas científicos y explica como la ciencia fue pervertida tan rápidamente y se convirtió en un enemigo de la fe en Dios. Solamente con el conocimiento del plan de Dios en nuestras manos será posible efectuar la reforma que tan desesperadamente necesitamos en nuestras naciones. 

La razón por la que no conocemos la verdad sobre la ciencia es porque nuestros ojos han sido segados. Desde que aprendimos de nuestros antepasados que la ciencia es autónoma de Dios, hemos sido unos ignorantes acerca del verdadero origen de la ciencia. La totalidad de los libros que utilizamos en la primaria, secundaria y en las universidades no mencionan a Dios y raramente su nombre se oye en un salón de clases. La influencia de las creencias religiosas en la actividad científica es ampliamente vista como una influencia negativa que aleja al científico de la objetividad. El papel de Dios en el Universo es asumido como un observador no involucrado que puede y debe ser ignorado.

Pero a través de la Biblia, los hombres son estimulados a meditar sobre los trabajos de Dios y a buscar sus secretos. Por ejemplo, nos enseñan las Escrituras que buscar las cosas que Dios ha ocultado es considerado una ocupación digna de reyes (Proverbios 25:2). De igual manera, la Biblia en sí misma utiliza la naturaleza para construir nuestra fe (Salmos 145:5 ; 139:14 ; 8:3-4), para corregir a aquellos que se han desviado (Proverbios 6:6 ; 30:24) y asegurar a los hijos de Dios su fe (Jeremías 31:35). Es interesante señalar que Jesucristo concibió sus parábolas en el mundo natural que lo rodeaba. Volvió los ojos de sus discípulos a la naturaleza para mostrarles que Dios se preocupaba de ellos (Mateo 6:26) , corrigió a los fariseos en cuanto a sus supersticiones sobre purificarse antes de las comidas y de hecho, lo hizo en una manera científica (Mateo 15:1-20) y esperó que ellos pudieran discernir las cosas espirituales, porque ellos podían discernir las cosas naturales (Mateo 16:1-4).


La verdad esencial de la ciencia moderna


Lo que llamamos ciencia moderna, distinta a la actividad científica o proto-científica, se fundamenta en que la creación está gobernada por leyes naturales que pueden ser expresadas como relaciones matemáticas entre varias cantidades científicas. Antes de que la ley natural fuera descubierta, la ciencia consistía en la “filosofía natural” que consiste en análisis filosóficos de la naturaleza en la tradición aristotélica y de “tecnologías”, mejor conocidas como las artes prácticas industriales. El concepto de la ley natural ha transformado la ciencia de un pasado filosófico en una fuerza que ha revolucionado el mundo.

Isaac Newton
La idea de la ley natural es la verdad esencial que permanece en el corazón de la ciencia moderna, la cual ha hecho de ésta, una poderosa herramienta para el entendimiento de la creación. La ley natural ha sido una base firme en la Biblia. Al respecto la Biblia dice: “Así dice el Señor, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso, quien estableció el sol para alumbrar el día, y la luna y las estrellas para alumbrar la noche, y agita el mar para que rujan sus olas…” NVI (Jeremías 31:35), y también: “…por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven” RV1960 (Salmo 119:91). Esto fue afirmado enfáticamente por Calvino y los reformadores. Los científicos que le dieron luz  — Isaac Newton, Johannes Kepler, Galileo y Copérnico, entre otros—, fueron firmes cristianos creyentes de la Biblia que buscaron glorificar a Dios con sus estudios.

Desde que la llamada ciencia moderna comenzó hace unos siglos atrás, ha sido tergiversada en dos maneras. Primero, la ley natural ha sido colocada en una posición autónoma de Dios. Segundo, la metodología utilizada para resolver los problemas científicos deja afuera un ingrediente bíblico esencial, haciendo que muchos científicos sean incapaces de resolver los problemas que enfrentaban. Estas dos áreas necesitan ser revisadas profundamente.

El enlace natural que existe entre la ciencia y el humanismo ateo permanece en la idea de que la ley natural es suprema e inalterable. Debido a que esta filosofía excluye a Dios, esta idea es completamente contraria a la Biblia. Cuando la ley natural se eleva a un absoluto, su descubrimiento se convierte en el propósito principal de la investigación científica, en vez de glorificar a Dios. Este es el culto a la naturaleza, a pesar de toda su sofisticación.

Claramente la Biblia presenta la ley natural como algo dado por Dios (Salmo 119:91) y algo que puede ser suspendido por El a voluntad (Salmo 135:6-7). Además, la Biblia cita muchísimos ejemplos, donde se expone que Dios suspendió la ley natural para llevar a cabo milagros, y esto nos promete que Dios lo continuará haciendo.
Los humanistas ateos ciertamente, no quieren abandonar su posición de supremacía en la ley natural. La verdad y los hechos señalan hacia la Biblia,  y como lo milagroso se convierte en algo más prolífero, los libres pensadores tendrán que enfrentarse a esa verdad. Cuando los científicos comiencen a aceptar lo milagroso, la ley natural será destronada y la ciencia retrocederá hacia su propio lugar para glorificar a Dios.
Quizás lo más resaltante es que el mundo ha sido engañado por la propia metodología científica. Los filósofos de la ciencia consideran el conocimiento científico como un producto de la observación y la razón. Esta imagen fue desarrollada por los pensadores racionalistas cuando la ciencia moderna estaba en sus comienzos. Ciertamente la observación y la razón son elementos esenciales de la ciencia, sin ellos, uno podría fácilmente introducirse en el Solipsismo (teoría filosófica idealista según la cual nada existe fuera de la razón, del pensamiento individual, y que toda realidad percibida no es más que fruto de nuestra imaginación). Sin embargo, la razón sola no puede discernir la verdad, La Biblia enseña que: “Dios da sabiduría al sabio y conocimiento al hombre de entendimiento. Es El quien revela lo profundo de las cosas entendidas. El conoce lo que está en la oscuridad y la luz que vive con El” (Daniel 2:21-29). Atribuirle el conocimiento y el discernimiento a la razón es un error, porque como leímos en el versículo bíblico anterior, Dios es el que da conocimiento. La creación de Dios es demasiada vasta y compleja para que alguien sea capaz de razonarla sin haber sido guiado por Dios. La razón y la observación solas frecuentemente llevan al error, pero acompañadas con la revelación de Dios, representan las herramientas básicas para el descubrimiento científico.
Vemos el enfoque de la actividad científica claramente retratadas en Isaías 28:24-29, el cual describe algunas técnicas agrícolas básicas:


“Cuando un agricultor ara para sembrar, ¿lo hace sin descanso? ¿Se pasa todos los días rompiendo y rastrillando su terreno? Después de que ha emparejado la superficie, ¿no siembra eneldo y esparce comino? ¿No siembra trigo en hileras, cebada en el lugar debido, y centeno en las orillas? Es Dios quien lo instruye y le enseña cómo hacerlo.

Porque no se trilla el eneldo con rastrillo, ni sobre el comino se pasa una rueda de carreta, sino que el eneldo se golpea con una vara, y el comino con un palo. El grano se tritura, pero no demasiado, ni tampoco se trilla sin descanso. Se le pasan las ruedas de la carreta, pero los caballos no lo trituran. También esto viene del Señor Todopoderoso, admirable por su consejo y magnífico por su sabiduría”. NVI


La fuente de este conocimiento tecnológico,según leímos en el versículo anterior, proviene de Dios. Sin la revelación de El, estamos limitados a correr en círculo para siempre; siempre buscando pero nunca llegando al conocimiento de esta verdad.


La historia de los descubrimientos científicos revela que en muchos casos la clave del rompecabezas tiene destellos de discernimiento, en vez de largos y razonados argumentos, pulidos hasta la perfección. A pesar de que muchos científicos atribuyen estos momentos de discernimiento a ellos mismos, otros reconocen la mano de Dios en ellos.


Johannes Kepler
Consideremos por ejemplo: qué llevó a Arquímedes a saltar de la bañera y correr completamente desnudo gritando ¡Eureka! (¡lo encontré!), cuando de repente se dio cuenta cómo determinar la pureza del oro en la corona del rey y descubrió el concepto de gravedad específica. ¿Qué hizo que el gran astrónomo Johannes Kepler (1571-1630) creyera que había considerado las ideas de Dios antes que las de él? Hablando de sus grandes descubrimientos, él declaró: “Creo que la divina Providencia intervino, por eso, por casualidad, encontré lo que nunca por mis propios esfuerzos podría obtener. Creo esto principalmente porque constantemente le había orado a Dios para tener éxito”2. ¿A qué se debe que  Albert  Einstein creyera que no hay un camino lógico hacia las leyes de la naturaleza al decir que sólo la intuición que queda en el entendimiento de la experiencia pueda alcanzarla?

Es claro que algo más que la razón trabajó en la vida de estos hombres. ¿Fue la revelación que se muestra en la Biblia? Dios puede en su gran misericordia revelar sus secretos a cualquier persona. El hace llover sobre justos e injustos (Mateo 5:45)  y la misma Biblia declara que “…las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas…” RV1960 (Romanos 1.20).
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1Yepez Castillo, Aureo, Historia Universal. Caracas, Ed. Larense. 1985. p. 277
2 Caspar, Max, Kepler. Stuttgart. W.K Verlag. 1948. p.73
NVI: Nueva versión Internacional. 1999. Sociedad  Bíblica Unida.
RV1960: Versión Reina Valera 1960. Sociedad Bíblica Unida

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cristianismo, humanismo y sociedad. Segunda Parte

El 31 de Octubre de 1517, el fraile agustino Martin Lutero clava en las puertas del Castillo de Wittenberg sus 95 proposiciones sobre el abuso de las indulgencias. En ese momento, nadie se imaginaba que ese hecho sería memorable para la historia de la humanidad puesto que cambió los cimientos de las letras, artes, ciencia y la política. Este hecho memorable se conoce como La Reforma.

Martin Lutero colocando sus 95 tesis
El movimiento reformador de Lutero tuvo como base un versículo bíblico: "Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá" Romanos 1:17.- VRV 1960.
Lutero originó un poderosos movimiento popular porque estaba convencido que difundir sus estudios bíblicos a la comunidad de personas sencillas como los labradores y artesanos, resultaría en un cambio en la manera de pensar acerca de Dios, porque para Lutero el hombre no podía obtener perdón de sus faltas sino confiando en el amor a Dios y abandonándose a su misericordia; lo que no podían conseguir ayunos, maceraciones y supuestas buenas obras, la fe en Dios podía realizarlo. Esta sencilla revelación que Martín Lutero obtuvo de las Escrituras, particularmente del libro de Romanos, comienza un movimiento que trajo cambios significativos en la personas y  en las naciones. 
Con el tiempo, la Reforma constituyó una revolución política, económica y social. Se ha dicho que: "La Reforma fue una acción permanente y recíproca de fuerzas espirituales y materiales" 1

Uno de los frutos de la Reforma fue la prosperidad económica en los países donde fue aceptado este movimiento. En efecto, los principios de trabajo y dignidad que aparecen en la Biblia permitió que las personas comenzarán a tener una perspectiva diferente del trabajo y de la prosperidad. El énfasis del cristianismo es que cada persona debe trabajar y no esperar "por los panes y los peces" como expresó Cicerón (106 a.dC - 73 d.C), jurista y filósofo romano. Respecto a la base bíblica del trabajo, Juan Calvino (1509-1564), reformador francés dijo: "El corazón de un cristiano debe elevarse por encima del deseo de la bienaventuranza para sí mismo. Existimos para Dios y no para nosotros mismos. Por ello debemos trabajar ante todo para la gloria de Dios".  Calvino igualmente exhortaba a las personas a trabajar. Se basaba para ello en la segunda carta del Apóstol Pablo a los de Tesalónica:2Tesalonicenses3:6-10. NVI:"Hermanos,en el nombre del Señor Jesucristo les ordenamos que se aparten de todo hermano que esté viviendo como un vago y no según las enseñanzas recibidas de nosotros (...) Nosotros no vivimos como ociosos entre ustedes, ni comemos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes (...) Porque el que no quiera trabajar, que tampoco coma". Calvino supo resumir los preceptos de Lutero, llevándola al plano social y económico. Superó a Lutero por su talento sistematizador, y aún más por sus cualidades de organización.

El movimiento cristiano de La Reforma le dió dignidad al trabajo manual. Para los cristianos el trabajo es honroso y este sentir, produjo una colisión entre los estratos denominados para la época "patricios"  y  "la plebe", del cual surgió la llamada clase media, ahora presente en todas las sociedades occidentales. Ese nuevo estrato de la sociedad fomentó y cultivó la idea de la necesidad del trabajo y del libre comercio por  el hecho de que es necesario para la prosperidad, la libertad política y económica.

La Etica Cristiana del trabajo y  la prosperidad económica


 En 1905, el sociólogo alemán Max Weber publica su famosa obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo. A Webber le llamó la atención que: "los líderes en los negocios y poseedores del capital, y los grados elevados del trabajo, y aún más el personal altamente técnico y comercialmente preparado en las empresas modernas, eran abrumadoramente protestantes"2. Webber también expone que el protestantismo, que se aferraba en las enseñanzas de Lutero y Calvino de que el trabajo para el cristiano en su comunidad era un llamamiento (vocatio), dio fuerte impulso a la ética del trabajo. En el caso de Calvino, Weber añade que la ética del trabajo se complementó con la enseñanza de este que era aceptable y no pecaminoso que el cristiano reciba intereses por los préstamos.
La observación de Max Webber es correcta, porque Calvino alegaba que la posición de la Biblia contraria a la usura significaba que solo a los pobres no se le debía cobrar intereses. Webber también observó que un sector del protestestantismo - lo puritanos- trabajaban arduamente, ahorraban y practicaban la economía para tener un futuro de prosperidad y riqueza, a las que consideraban una señal de prosperidad divina.
Aun cuando la tesis de Webber ha provocado fuertes críticas, como por ejemplo las de Kurt Samuelsson, historiador sueco de la economía, los autores de las ciencias sociales siguen citándolo como una teoría aceptable de los efectos de la ética protestante sobre la filosofía del trabajo y la economía en la sociedad occidental, especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica.
La ética protestante del trabajo tiene su base en 2 Tesalonicenses 3:10 (citado anteriormente). El valor y la necesidad del trabajo arduo no la introdujo el protestantismo cristiano en sí. Sus bases están en la Biblia.
En la época de la Reforma el trabajo se hacía para glorificar a Dios. Hoy día, aunque algunos grandes ejecutivos y profesionales de la clase media aplican sin saber, la ética cristiana del trabajo, laboran sin embargo,  para sí mismos y hasta por razones egoístas. Actualmente como el Estado ha intervenido en la estatización de empresas y en leyes coercitivas (esto último independientemente si el gobierno dice llamarse socialista o liberal), la ética protestante del trabajo ha perdido su valía, razón por la que algunas naciones que antes aplicaron los principios cristianos a su leyes (EEUU, Alemania, Noruega, Suecia, Finlandia, por ejemplo) están en la actualidad sufriendo severas crisis económicas.

No queda preguntarnos:¿Es el Estado y el Humanismo el centro de toda prosperidad económica en la sociedad? El Estado es una figura sofisticada que se crea con la finalidad de poner límites a la conducta del ser humano a través de leyes e instituciones. El Humanismo, coloca al hombre como centro de todo y no toma en cuenta a Dios como Soberano y Señor absoluto. Sin embargo, pudimos observar que gracias a un movimiento llamado La Reforma, cambios significativos en la historia económica y social se suscitaron, porque un grupo de hombres decidieron creerle a Dios, antes que al Estado y a sus ideas humanistas.

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1 Carl Grimberg, Descubrimientos y Reformas. Barcelona, Ed. Daimon. 1981. p.281
2 Max Webber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Madrid, Alianza Editorial. p. 85

NVI: Nueva versión internacional. 1999. Sociedad Bíblica Unida
RV1960. Versión Reina Valera, 1960. Sociedad Bíblica Unida

viernes, 16 de septiembre de 2011

Cristianismo, humanismo y sociedad. Primera Parte

El cristianismo (nos referimos a las enseñanzas de Cristo contenidas en el Nuevo Testamento, sin libaciones y alteraciones religiosas),ha sobrevivido por espacio de dos mil años porque ha sido culturalmente relevante. En efecto, el cristianismo en el siglo IV capturó y transformó el moribundo imperio romano y logró extenderse por el mundo conocido. Posteriormente el cristianismo sentó los cimientos de la ciencia moderna durante el período medieval (1000-1500), y a su desarrollo en la primera parte de la era moderna (1500-1700). Los reyes gobernaban en el nombre del cristianismo (aunque no podemos obviar que, en nombre de un supuesto "cristianismo" cometieron abusos e injusticias), por lo tanto no es irrelevante hablar de una "civilización cristiana", pero desde hace casi 150 años, tal afirmación parece anticuada. Esto sucede porque nuestra civilización es humanista, es decir, el ser humano es el centro de todo.

I.- ¿Qué es el Humanismo?
El humanismo es una doctrina simple. Sus fundamentos son los siguientes:
1.- La tierra pertenece al hombre, no a Dios.
2.- El hombre es el creador, porque sólo él comprende y controla la naturaleza.
3.- El hombre hace las reglas, lo que significa que una élite hace las reglas para los demás.
4.- El hombre propone y dispone. El y sólo él subyuga la tierra. El hombre es responsable solo ante el hombre, lo que significa, desde luego, que la inmensa mayoría de los hombres responden a un pequeño grupo. El hombre es el juez soberano del universo.
5.- El futuro pertenece al hombre autónomo (autoley), o sea, a los que  adoran al hombre como a Dios.
La Biblia (si la leemos con detenimiento) refuta al humanismo porque enseña:
1.- La propiedad original pertenece a Dios. Dios crea, posee y controla la tierra, no el hombre.
2.- El Creador gobierna la criatura. Dios es soberano. Dios ha delegado a la humanidad una propiedad subordinada. Dios está a cargo.
3.- Dios establece las leyes de la naturaleza y del Universo.
4.- Los hombres son responsables ante Dios de actar las reglas. El hombre propone y dispone solo dentro del decreto y plan de Dios. Dios juzga al hombre de acuerdo con su ley.
5.- El futuro pertenece a Dios y al pueblo de Dios.
El humanismo se encuentra presenta tanto en el Marxismo, como en el Liberalismo, cualquiera corriente filosófica que tenga al hombre como centro de toda "adoración" es humanista.
 Usted que está leyendo estas líneas dirá: "Bueno, pero debemos trabajar socialmente por el hombre, para restaurarlo, porque al fin y al cabo, el planeta tierra, está habitado y gobernado por los hombres", y usted tiene razón, sin embargo, cuando el ser humano ignora al Creador del Universo, comienzan los problemas.
 El Apóstol Pablo nos da una excelente respuesta al por qué de los males de la sociedad - tanto individual como en colectivo- cuando el ser humano, no toma en cuenta a Dios:

"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad (...) pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido, profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible (el subrayado es nuestro)...por lo cual Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencia de sus corazones (...) ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén".  Romanos 1:18,21,23-25. VRV1960.
De igual manera, el Apóstol Santiago nos da una sencilla explicación de el por qué de los males de la sociedad:
"¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Santiago 4:1. NVI
Es únicamente el hombre quién ha ocacionado los males en la sociedad, fundamentandose en ideas humanistas, independientemente si éstas, son liberales, capitalistas, marxista o cualquier otro "ismo", sufijo muy común en las diferentes corrientes de pensamientos conocidas en la sociedad.
El humanismo ve al Estado como la institución más poderosa del hombre. La suya es una religión de poder.
El Estado a través de cualquiera de los "ismos" en los que se ha basado a lo largo de la historia, puede ejerce dominio y autoridad sobre el ser humano, sin embargo, dos "ismos" en los últuimos 184 años, se han enfrentado para tener el dominio: El Marxismo y el Liberalismo.

II.- Marxismo y Humanismo
Carlos Marx
  Carlos Marx, el fundador del movimiento político conocido como comunismo, fue ateo. En su juventud había sido un cristiano liberal como lo demuestra su ensayo "Sobre la unión de los fieles con Cristo según Juan XV, 1-14", pero a los 20 años, abandonó su creencia en Dios. En un ensayo que escribió en 1843, a la edad de 25 años, Marx dijo: "La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo despiadado, y el alma para los que están vacíos. Es el opio de los pueblos"1. En ese mismo ensayo, Marx argumenta a favor del humanismo, la idea de que la humanidad es la forma más elevada de vida - en otras palabras,el hombre es Dios-. Marx también planteó que el hombre es el ser supremo para el hombre, y otra vez dijo que: "La emancipación de Alemania es sólo posible en la práctica si uno adopta el punto de vista de esa teoría según la cual el hombre es el ser supremo para el hombre"2.
El marxismo busca destruír la civilización occidental. Marx lo dijo desde el principio. La civilización occidental es la clase media - burguesa- y los comunistas la adversan al mismo tiempo que ellos la imitan y compran los productos del mundo occidental. Lo que el socialismo ha producido es una serie de interminables cosechas desastrozas.Bastó a China comunista sólo dos años (1983-1985) de mercado agrícola parcialmente libre para convertirla en exportadora de alimentos, después de cuatro décadas de hambre. El marxismo es también el mayor productor de ineficacia burocrática de la historia. Produce cosechas abundantes de cinismo y corrupción. Los gobiernos socialistas de base marxista, corrompen deliberadamente y sistemáticamente a sus ciudadanos, ya que las sociedades corruptas y cargadas de sentido de culpabilidad son más fáciles de controlar.

 En el marxismo, el Estado es el centro de todo, ejerce dominio y toma decisiones unilaterales; controla todas las áreas de la sociedad y establece que debe "proteger" al ser humano, con leyes que coaccionan y que a la larga, llevan al ser humano a rendirle culto al Estado, el cual está manejado por una élite de seres humanos que establecen las normas de comportamiento.
El marxismo en pocas palabras es un "camino de servidumbre" porque impide el libre desenvolvimiento del ser humano en lo que respecta a derechos económicos, individuales e inclusive morales. El humanismo ateo del marxismo establece que el Estado es el creador de todo lo que el ser humano necesita.

II..- Liberalismo y Humanismo

Friedrich A. von Hayek
En 1944, un economista austríaco Friedrich August von Hayek (1899-1992) publicó un libro que es considerado un clásico en la economía: "Camino de servidumbre". El libro recibió poca atención en Gran Bretaña, sin embargo, ese mismo año, la revista Selecciones publicó una versión condensada del libro en cuestión. Esta publicación permitió que Hayek fuese conocido pues impulsó el avivamiento de la economía del mercado libre en el mundo de habla inglesa.
La tesis del libro es sencilla: es imposible preservar la libertad en una economía dirigida por el Estado. Si el Estado puede quitarnos nuestro dinero o los frutos de nuestra labor, entonces nos puede dejar sin los recursos necesarios para lograr nuestras metas temporales. El socialismo democrático es, pese a todo, socialismo, concluyó, y el derecho al voto no preservará la libertad si no se nos permite quedarnos con los frutos de nuestra labor, intelectual o física.
Este argumento despertó la indignación de los social/demócratas en todo el mundo, sin embargo, sus planteamientos han ganado el respeto y la aceptación de un gran número de estudiosos de la economía por el hecho de plantear en sus obras, que la economía planificada y socialista conduce al totalitarismo y a la ausencia de la libertad para el desarrollo individual.
Sin embargo, a pesar de estas advertencias de F.A. Hayek, nos cabe preguntar: ¿sigue caminando aún el mundo occidental por el camino equivocado, rumbo a la servidumbre? La respuesta es SI. Hoy día en casi todas las sociedades, la economía se subordina a la política y la política tiene su fundamento en el humanismo.
Si bien es cierto que el liberalismo, como corriente de pensamiento (filosófico y económico) y de acción política que propugna limitar al máximo el poder coactivo del Estado sobre los seres humanos y la sociedad civil, que permite que una sociedad determinada posea la defensa de la economía de mercado (también denominada "sistema capitalista" o de "libre empresa"); la libertad de comercio (librecambismo) y, en general, la libre circulación de personas, capitales y bienes que llevan a la prosperidad de una sociedad determinada, también posee un matiz humanista, cuando hace del capitalismo una apología y hace un culto al ser humano mediante la economía y la ciencia. En efecto, el liberalismo suele mezclarse con algunos "ismos" como por ejemplo, el Objetivismo, el Ateísmo (igual que el marxismo), Racionalismo, Intelectualísmo, Estructuralismo, entre otros y todos ellos, de alguna u otra forma, establecen un culto al hombre.
  Dios siempre ha sido protagonista en la historia. Fue El quien creó el universo en el principio de los tiempos (inicio de la historia). Dios otorgó al ser humano la autoridad de dominar la tierra: "... y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio..." (Génesis 1:28. NVI) pero bajo sus precepto, no bajo los preceptos del hombre, porque Dios sustenta a toda la creación con la voz de su poder, sean tronos, dominios, principados y potestades y Todo fue hecho por medio de El ,y para El.
 Hoy día, el mundo entero está en rebelión contra Dios en cada aspecto de la vida, tanto en la economía, la política y en todas las otras áreas de la vida. Dios ha establecido principios económicos, y que los hombres sólo logran autoridad sobre la economía política al obedecer estos principios fundamentales. Como se leyó anteriormente, el hombre han adoptado principios económicos diferentes, por lo que podemos anticipar el juicio, el cual en la actualidad, está afectando a las naciones en general.
 En la segunda parte de este tema, expondrémos cuáles son algunos de estos principios bíblicos que Dios tiene para la economía y la política y que cuando fueron aplicados en su momento, por hombres temerosos y servidores del Unico Dios, esas naciones fueron próspera  y portavoces de luz a otras naciones. Por ahora le digo que para que una sociedad en particular pueda ver cambios en su entorno, necesita reconstruir su propia vida a través de la Palabra de Dios y reconocer que Dios a través de Jesucristo, restaura las vidas de los hombres, porque por medio de Jesucristo: "...todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir". Juan 1:3 NVI. El hombre no es el centro de todo, como nos enseña el humanismo, es Jesucristo y si usted lo coloca como el centro de su vida, todo lo demás, vendrá por añadidura.

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1 Carlos Marx, "Contribución a la crítica del Derecho de Hegel." pp.43-44
2 Ibíden, p.52

martes, 9 de agosto de 2011

Derechos de Propiedad y Libertad Individual. Segunda Parte

En en artículo anterior, se expuso que el socialismo, no permite los derechos de propiedad y libertad individual y que de manera coercitiva, trata de anular estos derechos. El socialismo igualmente, enseña que cuando un individuo trata de obtener ganacia con sus propiedades, ésta no es honrosa y que por lo tanto, la ganancia que se origina a través de los medios de producción deben y tienen que ser para el Estado. 

A continuación, se trasncribe la importancia que tiene la ganancia en la compra/venta y la libertad económica, desde el punto de vista bíblico, expuesto por  el Dr. Alvin J. Schmidt en su libro "Impacto Demoledor".
"Cuando en el Antiguo y Nuevo Testamento se afirma que el obrero es digno de su salario, como ya se ha señalado, sencillamente supone que el que emplea al trabajador debe ser capaz de obtener una ganancia, porque sin ganancia no podía pagarle al trabajador. En la parábola de Los Talentos, Jesús legitima la ganancia como motivación, porque la parábola elogia al que hizo una inversión y duplicó sus cinco talentos, sin embargo, halla incorrecto y castiga al que por timidez no invirtió su único talento. Así que la creencia de que la ganancia como motivación es mala y pecaminosa no viene de la Biblia ni de la teología cristiana. Fue Carlos Marx, quien dijo que la ganancia, que igualó con lo que llamó plusvalía, era producto del trabajo no retribuido a los obreros. De modo que, según Marx, la ganancia es la explotación de los trabajadores. La Gran Enciclopedia Soviética refleja esta creencia marxista cuando afirma: "Bajo el capitalismo, la categoría de ganancia es una forma convertida de la plusvalía, la materialización del salario no pagado al trabajador, del que los capitalistas se apropian sin compensación". Es común que muchos intelectuales frecuentemente abriguen ideas socialistas(...) Es verdad que se ha abusado con las utilidades - y la ética cristiana no condona abusos de ninguna especie-, pero el potencial de abuso no convierte en malas ganancias (no más que abusar de la comida, de la cual se abusa con mucha frecuencia).
(...)

..el sistema basado en la libertad económica permite que la gente que es dueña de sus tierras, bienes inmuebles, empresas, negocios e industrias se anime y se dedique a atenderlas con más energía que cuando son más letárgicos dependientes de otros. El socialismo solo podía tener resultados si los seres humano fuesen individuos sin pecado que siempre quieren lo mejor para su prójimo. Sin embargo, ese tipo de persona no existe. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento enseñan que el hombre cayó, que es una criatura pecadora y que no busca en primer lugar el bienestar de su prójimo. El salmista dice: "Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me coincibió mi madre" (Salmo 51:5). En forma similar, el Apóstol Pablo declara: "Pues todos han pecado y están destituídos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23).

Así, aunque el cristianismo no aboga por cierta ideología económica, su apoyo a la libertad humana y al derecho de la propiedad privada proporciona un terreno fértil para la existencia de la libre empresa como sistema económico, en contraste con la economía planificada u obligatoria como la del socialismo y el comunismo, donde se ve gravemente disminuida la libertad humana y se pronscribe la propiedad privada. El cristianismo no se opone a que la gente sea económica (sic) y productiva, lo que puede - y suele ocurrir así- resultar en el enriquecimiento de muchos individuos. Abraham fue uno de ellos. No se le condena a él ni a su riqueza en la Biblia. En la parábola del joven rico, Cristo no condena la posesión de riquezas, sino el apego que tiene el rico por sus posesiones.

Aunque el cristianismo no se opone al enriquecimiento de algunos individuos, no cuenta con la riqueza como un fin en sí. Siempre se ha esperado que los cristiano usen las riquezas adquiridas para la gloria de Dios y para el bienestar de su prójimo, como solían enfatizar Lutero y Calvino. 
En conclusión: El cristianismo produjo profundos efectos económicos al dar la dignidad al trabajo y acentuar la libertad individual. Paul Johnson dice que "el cristianismo fue una de las principales fuerzas dinámicas en la revolución agrícola en la que se apoyó finalmente la prosperidad de la Europa occidental, y fue el sentido inquietante del tiempo y la ansiedad por cumplir, la urgencia inevitable de avanzar y llegar lo que dio a los hombres  en Occidente la voluntad de industrializar y crear nuestra moderna estructura material". Además, "el cristianismo proveyó el código moral, el ejercicio y la disciplina - tan buena como su destino- que habilitó al inflexible ejército del progreso para avanzar hacia el futuro".

Finalmente, y en forma contraria a lo que se supone, la dignidad del trabajo y la libertad económica del individuo no pueden existir en una sociedad socialista o no democrática. (el subrayado y las negrillas son nuestras). Como afirma Milton Friedman en su libro Capitalism and Freedom: "Una sociedad socialista no puede al mismo tiempo ser democrática, en el sentido de garantizar la libertad individual". Como se ha mostrado antes, la libertad económica y la libertad individual son inseparables. Ambas son producto de la ética cristiana".

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* Alvin J. Schmidt, "El trabajo y la libertad económica, dignificados" en: Alvin J. Schmidt, Impacto Demoledor. Editorial Vida. 2004. pp.226-227;231-232;234.

martes, 2 de agosto de 2011

Derechos de Propiedad y Libertad Individual. Primera Parte

Como historiadora que soy, egresada de una de las más prestigiosas universidades venezolana -Universidad Central de Venezuela- me he dado a la tarea de indagar en los últimos años, acerca de lo que es el capitalismo y el socialismo. En efecto,como es bien sabido, en Venezuela existe una diatriba constante entre estos dos modelos económicos debido a que el actual gobierno de este país sudamericano, es de corriente socialista y en muchas ocasiones, el ciudadano Presidente de Venezuela ha declarado a los medios en reiteradas oportunidades que: "Venezuela está viviendo un proceso de transición, del capitalismo al socialismo";  "el capitalismo es un sistema perverso" y que el socialismo, " es la salvación de la humanidad". Ahora bien, ¿es el capitalismo un sistema perverso? ¿Es el socialismo la solución a los males que aquejan a Venezuela, a los países latinoamericanos y del mundo? Me permito responder a estas y a otras interrogantes a través de una perspectiva bíblica. Tal vez usted que está leyendo estas líneas se reirá y dirá: "¿La Biblia, ese libro "religioso" ofrece respuestas a la economía de un país? Le puedo decir sin dudar que SI. La Biblia, ese libro que para muchos es anacrónico, ofrece respuestas no sólo para la condición espiritual del ser humano, sino también para los problemas y crisis que a diario, aquejan a nuestras naciones.
En Venezuela actualmente hay un problema que está preocupando a un sector de la sociedad, y es el Derecho de Propiedad y de la Libre Empresa. En efecto, se han efectuado expropiaciones a empresas nacionales y extranjeras y se han realizado invasiones a bienes inmuebles en nombre de una revolución socialista, afectando moral, económica y emocionalmente a los dueños de estos inmuebles y empresa, y a la ciudadanía en general. ¿Qué enseña la Biblia al respecto?

El Dr. en Filosofía, Alvin J. Schimidt es su libro "Impacto Demoledor", nos expone magistralmente en uno de los capítulos del libro antes mencionado, la importancia que tiene para los ciudadanos de un país, la propiedad y la libertad individual, por encima del colectivismo. Esta importancia capital, tiene su fundamento en principios bíblicos. A continuación, transcribo un tema tratado por este autor denominado: Derechos de propiedad y libertad individual. Le sugiero, apreciado lector, que lo lea con detenimiento. Usted observará que, la Biblia nos enseña la importancia de la libertad económica e individual y que en ningún momento, Jesucristo y los cristianos primitivos enseñaron el socialismo a las personas del primer siglo de nuestra era.

"El trabajo y la vida económica de una persona tienen poco o nada de dignidad cuando carece de libertad y del derecho de propiedad. Estos están arraigados en dos de los Diez mandamientos: "No robes" y "No codicies" (Exodo 20:15,17). Ambos proponen que el individuo tiene libertad y derecho de adquirir, retener y vender su propiedad a su discreción.
Los derechos de propiedad privada son vitales para la libertad de las personas. No pueden separarse. Sin embargo, esta verdad elemental no se reconoce y se enseña raramente en la actualidad, aun en los países democráticos. Los promotores del socialismo y especialmente del comunismo condenan y desprecian los derechos de propiedad privada alegando que los derechos humanos son más importantes. Este discurso es un engaño y carece de apoyo histórico (el subrayado y las negrillas es nuestro), porque donde no hay derecho de autoridad privada virtualmente no hay derecho humanos ni civiles. ¿Qué derechos tenía el pueblo de la ex Unión Soviética, donde todo era propiedad del Estado? Aparte de unas pocas excepciones personales, el derecho de propiedad privada no existía. La falta de derecho de propiedad estaba estrechamente ligada a la carencia de libertad religiosa, libertad de expresión o libertad de prensa. En forma similar, ¿qué derechos humanos tienen en la actualidad en Cuba o en China, donde tampoco existe el derecho de propiedad?
(...)

Carlos Marx y Federico Engels
Desde la aparición de la filosofía económica y política de Carlos Marx, conocida como comunismo, hasta ahora, se atacó la propiedad privada. El Manifiesto Comunista de Marx y Engels, de 1848, afirma: "La teoría comunista puede resumirse en una sola frase: abolición de la propiedad privada". E inmediatamente después de la revolución de octubre de 1917, Lenin, el primer líder comunista de Rusia, tomó en serio las palabras del Manifiesto Comunista cuando secretamente: "ordenó la destrucción de todo documento legal...a fin de imposibilitar a los ex propietarios la prueba con un título". Después de la fundación del Partido Comunista, numerosos políticos y escritores, aun algunos teólogos, han alegado que el socialismo, palabra usada en forma intercambiable con comunismo en el Manifiesto Comunista, es más compatible económica y filosóficamente con los valores cristianos (...) Cabe enfatizar que en ninguna parte del Antiguo o Nuevo Testamento se desprecia el derecho a la propiedad. Por el contrario, el mandamiento "no robes" subraya tales derechos. Además, en sus parábolas y otras enseñanzas, Jesús se refiere con frecuencia a la propiedad y a los bienes materiales, pero nunca condena a nadie por poseerlos. Sólo condenó el apego desmedido de la gente a sus poseciones porque interfería con el amor de Dios y al prójimo. La parábola del Joven Rico en Mateo 19 ilustra claramente este punto. En otra parábola Jesús hace aparecer al dueño de la viña diciéndole a uno de sus obreros: "¿Es que no tengo derecho a hacer lo que quiero con mi dinero?" (Mateo 20:15). En forma similar, el libro de Hechos relata de Ananías que cayó muerto por Dios, no por retener algo de su propiedad, sino por haber mentido en cuanto a haberlo dado todo, cuando en realidad no lo había hecho. La poseción de una propiedad privada se asume en la pregunta que Pedro le hace: "¿Acaso no era tuyo antes de venderlo?" (Hechos 5:4).

Dignificación de la Libertad Económica

Aún cuando el cristianismo no defiende determinada ideología económica, sería completamente erróneo concluir que, en consecuencia, ninguna ideología económica es compatible con los valores y creencias cristianas. Sin embargo, algunos llegan con frecuencia a esa conclusión, especialmente quienes simpatizan con el socialismo. Muchos, debido a la venta de sus propiedades por algunos cristianos primitivos y porque tenían "todas las cosas en común" y daban "a cada uno según su necesidad" (Hechos 4:32,35), o porque esperaban ser guarda de su hermano, piensan que los gobiernos socialistas del presente son un reflejo del cristianismo. Las personas que piensan de esta manera cometen por lo menos tres errores. En primer lugar, olvidan que no todos los cristianos primitivos del Nuevo Testamento vendieron sus propiedades. Por ejemplo, María, la madre de Marcos, retuvo su casa (Hechos 12:12); y Simón, curtidor de Cesárea, también retuvo su casa y hospedó a Pedro (Hechos 10:32). Segundo, no lograron notar que el "socialismo" practicado por los cristianos primitivos era completamente voluntario. Todo lo que tenían en común era por amor a personas a las cuales Cristo redimió, no porque se vieran obligados por medidas coercitivas de un gobierno (el subrayado y las negrillas, es nuestro).Como se hace notar en el capítulo cinco de Hechos, la conducta que resulta forzada, no importa cuán noble sea su objetivo, ya no es cristiana. Tercero, aunque Cristo quiere que todos lo sigan, también les deja la libertad de rechazarlo, precedente que Dios Padre ya estableció desde el tiempo de la creación, cuando dio a Adán y Eva el libre albedrío. Cristo sanó a diez leprosos, pero sólo uno regresó a darle gracias. No negó a los demás la libertad de rechazarlo. En otra ocasión dice que quería reunir al pueblo de Jerusalén espiritualmente con él, como la gallina reúne sus polluelos, pero ellos no quisieron. Hasta lloró por la obstinación espiritual de Jerusalén, pero su modus operandi no era la compulsión.
Como Dios no quiere que se coaccione a la gente en materia espiritual, tampoco quiere que se lo haga en asuntos terrenales, por ejemplo, en sus actividades económicas. No hay una sola referencia en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento en la que Dios niegue la libertad económica a su pueblo, como la hacen el fascismo, el nazismo y el comunismo. Las parábolas de Jesús que tocan asuntos económicos siempre se formulan en el contexto de la libertad (el subrayado y las negrillas, son nuestro). Considérese la parábola de los Talentos, en que un hombre recibió cinco talentos, otros dos y un tercero, uno (Mateo 25:15-30). Da entender algo muy claro: cada uno era libre de invertir o no invertir; no había compulsión. Si no logramos ver que la naturaleza no voluntaria, coercitiva del socialismo con sus programs estatales es totalmente incompatible con las prácticas económicas en que se comprometieron algunos cristianos primitivos cuando voluntariamente "tenían todo en común" (Hechos 2:44), podríamo pensar que el socialismo es una buena forma de practicar el cristianismo. Este engañoso pensamiento llevó a F.D. Maurice, en 1848, a crear la expresión "socialismo cristiano". Como ya se dijo, algo que no se hace voluntariamente o se hace como resultado de una coerción, ya no es cristiano. El "socialismo cristiano" es una contradicción. El socialismo como afirma el economista austríaco F.A. Hayek, no advierte a la gente que sus promesas de libertad de las preocupaciones y necesidades económicas solo se pueden dar "si se exime el individuo al mismo tiempo de la necesidad y de la capacidad de elección". Dostoievski expresa la incompatibilidad del cristianismo y el socialismo cuando Miüsov, en Los hermanos Karamazov, dice: "El socialista que es cristiano debe ser más temido que un socialista ateo".

Libertad Económica: Su relación con el Capitalismo

Desde que el ateo comunista Carlos Marx escribió Das Kapital (El Capital), a mediados del siglo XIX, el sistema económico del capitalismo ha sido gravemente mal entendido y aun castigado, en parte por la definición que Marx hace del trabajo. Erróneamente vio el trabajo como una antítesis del capital, cuando en realidad el capital es solo trabajo transformado. Otra razón para la falta de comprensión del capitalismo viene de la falta de entendimiento de lo que se quiere decir por capitalismo. Aunque Marx no usa la expresión, pronto llegó a ser un concepto insidioso para sus seguidores y simpatizantes, que lo usaban en su propaganda anticapitalista. Los medios de comunicación con frecuencia describen el capitalismo en forma negativa. Irónicamente, mucho de los medios informativos que reciben un sustento de millones de dólares al año - un salario capitalista- de las empresas capitalistas ponen en entredicho al capitalismo, de modo que en realidad muerden la mano que les da de comer.
En realidad, el capitalismo solo es sinónimo de libre empresa o libertad de mercado. Si se usara la expresión libre empresa o libertad de mercado en forma coherente en vez de capitalismo, los socialistas tendrían más dificultades para hacer que la gente vea el capitalismo como malo. Esto sería especialmente válido en sociedades que tienen una firme tradición de libertad, como los Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. La gente se preguntaría: "¿Cómo puede ser malo este sistema económico si es el resultado de la libertad política y económica, y nunca se le encuentra donde no hay libertad?"
El Papa Juan pablo II formuló una definición de capitalismo que es pertinente. En 1996 preguntó retóricamente si los países de la Europa Oriental, donde fracacsó el comunismo, debían optar por el capitalismo.Dijo: "Si por capitalismo entendemos un sistema que reconoce el rol fundamental y positivo de los negocios, el mercado, la propiedad privada y la responsabilidad resultante por los medios de producción, como también la libre creatividad humana en el sector económico, entonces la respuesta es afirmativa". Como ya se observó, esta definición subraya que capitalismo es solo un sinónimo de libre empresa.
...El capitalismo es un subproducto de la libertad aplicada a la vida y a las actividades económicas. Es cierto, se puede cometer abuso y mal uso de la libertad del capitalismo, y lamentablemente esto ha ocurrido. También, lamentablemente, es lo único que los anticapitalistas (socialistas y comunistas) prefieren saber sobre el capitalismo. Carlos Marx creía que los abusos del capitalismo lo destruirían inevitablemente. Como ateo, no pudo prever que el espíritu humano del cristianismo asimilado por una gran cantidad de límites en Occidente iba a corregir los abusos económicos. Así el capitalismo o libre empresa no solo ha sobrevivido, sino que han dado a una gran proporción de personas más prosperidad y libertad que cualquier otro sistema económico en la historia de la humanidad (el subrayado y las negrillas, son nuestras). Como lo ha mostrado Milton Friedman, en los países donde no se permite la operación de libre mercado la brecha entre ricos y pobres se hace más grande.
El capitalismo (...) no hace coerción ni obliga a los individuos a realizar determinadas transacciones económicas. Permite que individuos y empresas actúen voluntariamente. Las personas no tienen que vender o comprar sus productos si no lo desean. Además, no se obliga a las personas a producir determinado artículo contra su voluntad, como es la norma en las economías socialistas o planificadas.
Finalmente, dada la positiva relación entre la libertad económica y la prosperidad de una nación, es necesario hacer esta pregunta: "¿Es  solo accidental que la mayor cantidad de libertad y la prosperidad económica acompañante se dé en paises donde el cristianismo ha tenido y sigue teniendo una presencia e influencia dominante?" La evidencia muestra más bien de manera positiva que "el cristianismo tiende a crear un modo capitalista de vida donde no se impone condiciones de estado de sitio" "*

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* Alvin J. Schmidt, "El trabajo y la libertad económica, dignificados" en: Alvin J. Schmidt, Impacto Demoledor. Editorial Vida. 2004. pp.220-226.

martes, 26 de julio de 2011

Hacia una visión cristiana de la Historia

El artículo que leerá a continuación se extrajo del Capítulo II del libro: "América, 500 años después", cuyo autor es Alberto Mottesi. Hemos agregado algunos datos históricos que no aparecen en el capítulo antes mencionado, sin embargo, con ello no se ha alterado el contenido de lo expuesto por el autor.

I.- ¿En qué consiste la historia cristiana?

Está todavía por escribirse la historia cristiana de nuestro continente [y del mundo, también].

Al hablar de la “historia cristiana” de un pueblo, me refiero a una interpretación cristiana de la historia. Esta considera la historia como parte del plan universal que Dios viene desenvolviendo desde la creación. Los dos elementos son la obra de Dios y la preservación de ella por el hombre.

Esta perspectiva de la historia les parecerá a muchos algo imposible, a otros algo indeseable. Ese es el fruto del pensamiento modernista de nuestra civilización contemporánea. Sin embargo, hasta el siglo XVIII, la inmensa mayoría de los pensadores reconocía a Dios como el Autor de la historia.

En los dos últimos siglos se ha abandonado poco a poco esa visión providencial de la historia. El “providencialismo” ha sido relegado al museo de las ideas descartadas, y en su lugar se han erguido interpretaciones económicas, funcionalistas, existencialistas, revisionistas, etc., todas ellas antropocéntricas, mirando la historia a través del prisma humano, no desde la perspectiva de Dios.

En mi generación se ha popularizado el uso del concepto alemán de la “weltanschaung”, o cosmovisión. Esto se refiere más o menos al conjunto de ideas directrices sobre las que basan su conducta tanto los hombres como las sociedades. En la era moderna ha habido un cambio gradual pero profundo, verdaderamente revolucionario en la cosmovisión del mundo occidental.

En la concepción clásica, Dios era el centro del Universo, no sólo de la historia. Los principales pensadores de todas las disciplinas, fueran o no religiosos, tomaban en cuenta la mano de Dios en cada aspecto de la vida humana.
René Descarte
1.- René Descartes, padre de la filosofía moderna, dice que la certeza de toda verdad depende exclusivamente del conocimiento de Dios.
En su "Discurso del Método", Descartes aporta una serie de pruebas para demostrar la existencia de Dios:


a.- Las sustancias finitas se mantienen gracias a la creación  continua de Dios.

 b.- El mundo se mueve gracias al primer impulso recibido de Dios.
Descartes concluye que: "yo como ser finito puedo hacerme una idea finita de infinitud. la causa es Dios. Luego Dios existe (argumento ontológico: mezcla las creencias particulares al pensamiento racional). Puesto que Dios existe y es perfecto, no me puede engañar. A mi me da la impresión de que lo que capto a través de los sentidos existe. Si no existiera Dios, me angañaría"

2.- Sir William Blackstone, el codificador del Derecho inglés, define la ley como toda regla de acción dictada por un ser superior.
3.- En las ciencias, Isaac Newton, Johannes Kepler, Louis Pasteur y muchísimos otros basaron sus teorías científicas sobre la fe en Dios.
4.- En las artes modernas Milton, Rembrandt, Durero, Haendel, Bach, e infinidad de otros, testificaron de su fe en Dios.
Desde la más temprana antigüedad se ha vinculado a Dios con la formación y legitimación de naciones, dinastías y gobiernos civiles. Recordemos la identificación del gobernante con la divinidad en Asiria, en Caldea, Babilonia, Egipto, Roma, y en el Perú incaico.
Por muchos siglos se apelaba al Papa como legitimador de coronas reales, desde Constantino hasta Napoleón. La misma legitimidad para gobernar se basó en el “derecho divino” de los reyes, y se plasmó claramente en la Bula Inter Caetera que dividió el mundo por descubrirse entre dos reinos católicos, España y Portugal, bajo la autoridad “misionera”.
Comenzando con la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (“todos los hombres son creados iguales, y dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables…”) prácticamente todas las repúblicas americanas fundaron sus nacionalidades sobre la autoridad de Dios. Esto se refleja en nuestros documentos, himnos y símbolos patrios:

  1. La Declaración de Independencia de México invoca al “Autor de la Naturaleza”
  2. La de las “Provincias Unidas de Sud América “ (actual Argentina) invoca al “Eterno que preside el Universo"
  3. El Acta de la Independencia de las Provincias Unidas de Venezuela pone "por testigo" al Ser Supremo "...rafiticándole, en el momento en que nacemos a la dignidad, que su providencia nos restituye el deseo de vivir y morir libres".
  4. El General José de San Martín en la Catedral de Lima, declaró: "El Perú desde este momento es libre por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende".
  5. La Constitución uruguaya de 1830 comienza: "En el nombre de Dios Todo Poderoso, Autor, Legislador y Conservador Supremo del Universo"
  6. El nombre de la República de El Salvador, hace referencia a Jesucristo.
  7. El escudo de República Dominicana tiene como emblema: "Dios, Patria y Libertad" y entre sus íconos, está una Biblia y una cruz.
  8. El escudo de Puerto Rico incluye un cordero, una cruz, una Biblia y un trono, cuatro símbolos claramente cristianos.



Por otra parte, toda cosmovisión tiene que ofrecer una interpretación de la historia, particularmente de su fin:

a) El budismo, por ejemplo, concibe la vida cíclicamente. A través de la reencarnación, los seres humanos viven una y otra vez hasta alcanzar la perfección.
b) El marxismo, por otra parte, convierte a la lucha de clases en el motor de la historia, y predice la victoria inevitable del comunismo y la dictadura del proletariado que desembocará en el socialismo.
c) El humanismo secular postula la bondad intrínseca del hombre. La evolución y la perfectibilidad humana llevan al "noble salvaje" a terminar siendo "como Dios".
d) La cosmovisión cristiana declara que Dios es Señor de todo. la historia es el desarrollo del plan de dios desde la creación hasta el día final, revelado en la Biblia.
El problema de cómo interviene Dios en la historia ha sido resuelto de varias maneras. Para unos Dios sólo establece las "Reglas del juego" y espera a que se cumpla el tiempo. Para otros, me incluyo en este grupo, Dios es un Dios personal, quien se interesa e interviene en la historia, tanto individual como colectiva.





Pablo de Tarso
El primer ideólogo cristiano, Pablo de Tarso, egresado de la escuela de Gamaliel, pronunció un famoso discurso en el que plasma escueta y claramente la teoría cristiana de la historia. Su notoriedad le había ganado una invitación para dirigirse a los más sabios de su época, los filósofos epicúreos y estoicos. El sitio es nada menos que el Areópago de Atenas, la capital intelectual del helenismo. Dijo Pablo:
El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Y de una sangre ha hecho todo linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios (…) aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
Porque en él vivimos, y nos movemos y somos (…) Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos (Hechos 17:24-28a ; 29-31).

Para asistir al lector a que se interese en estudiar más a fondo mi interpretación de este pasaje de la palabra de Dios, añadiré otras porciones de la Sagrada Escritura que la confirman.
1.      Dios es el dueño del mundo y Señor de todo lo creado. El es el Señor del cielo y de la tierra. “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra…” 
2.      Todos los hombres fueron creados iguales. De una sangre ha hecho todo linaje humano. “…de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres…” El origen de la igualdad se basa en que somos creación de Dios. De ahí la gran diferencia entre la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, “todos los hombres han sido creados iguales”, y la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, “todos los hombres nacen iguales”.
3.      Dios es es también el Autor de la historia y de las fronteras. …ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación…” La historia es pues el escenario en que se desarrolla el destino humano según el plan divino. Esto nos da un rico terreno de investigación para interpretar la historia cristiana de cada una de nuestras naciones.Desde el principio Dios preparó un medio natural (geografía, topografía, clima, etc.) sobre el cual planificó nuestra existencia, tanto nacional como personal. Corresponde al ser humano aprovechar tales elementos naturales dados para cumplir el plan de dios. Este plan lo revela la escritura como la felicidad humana mediante la prédica del evangelio y el cumplimiento de sus leyes.“En tus manos están mis tiempos…” (Salmo 31:15) ; “Antes que te formase en el vientre te conocí…” (Jeremías 1:5). 
4.      Existe un propósito espiritual para la historia de cada nación.…para que busquen a Dios…”   Dios tiene para cada individuo y cada naciòn un papel històrico que desempeñar.
 5.   La historia se precipita hacia un día de enjuiciamiento. "...ha establecido (Dios) un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó..."Dios no sólo va a evaluar los frutos de nuestro pasar por esta tierra, sino también cómo respondimo en las oportunidades  que  El nos dió para obedecerle. El nos llama  a  afectar  la  historia en una forma positiva (...) Muchas  de  las catástrofes naturales, económicas, epidémica  y  de  otro  tipo,   que   se  ven hoy en dìa, son consecuencia de la idolatrìa y falta de honra a las leyes  de  Dios por parte de los habitantes de esa nación. Son simplemente el juicio de Dios, Creador y Dueño de  todo.
II.- La importancia de una interpretación criatiana de la historia
Descubrir la mano de Dios en el pasado de nuestros pueblos es descubrir que Dios tiene amor y cuidado por nosotros. Nos hace sentir aceptados (...) nos ayuda a enfrentar el pasado sin rencor, el presente sin envidia y el futuro sin temor (...) Somos herederos de una rica tradición histórica cristiana, a la que muchos debemos, y que es un regalo de Dios para nuestra generación. No es una tradición perfecta como también lo sabemos todos, pero tampoco es algo para avergonzarnos. Aprender de los errores de nuestros padres, sin lanzar reproches, es la marca de que somos maduros, sabios y leales.
La interpretación respetuosa y cabal de la obra de nuestros antepasados sólo es posible cuando la vemos desde la perspectiva del plan providencial de Dios. Los errores de los seres humanos que en toda época abundan, no alcanzan para descarrillar el designio bondadoso de Dios. 
Como a nuestros padres, debemos honrar a nuestros antepasados a pesar de sus errores. Si por el contrario nos convertimos en sus jueces ésto sólo puede llevarnos a repetir sus errores. Jesús dijo: "...con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medis, os será medido" (Mateo 7:2) .
La interpretación cristiana del pasado nos libra, por lo tanto, del rencor. Pero también nos libra del peso de la culpabilidad por los errores del pasado, ya que nos ofrece una oportunidad redentora para el presente.
Dios juzga los pecados de los padres, y ese enjuiciamiento tiene consecuencia para todos, incluso para las generaciones venideras. "...yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen" (Deuteronomio 5:9).
En la vigésima generación desde la llegada de los españoles no podemos achacar nuestros problemas de hoy directamente a su conducta. En cambio, tenemos que ver en ella patrones que han sido voluntariamente aceptados de generación en generación  y que nos ha traído desdicha de generación en generación.
De hecho, la interpretación cristiana de la historia nos ofrece la oportunidad sanadora en el día de hoy. A la promesa de "visitar" las consecuencias de la maldad de los padres sobre sus hijos, agrega Dios la inefable promesa redentora: "...y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos" (Deuteronomio 5:10).
Dios promete así una herencia de misericordia para los cristianos, para aquellos que se vuelven a El y le obedecen. Así que no estamos esclavizados al yugo del pasado, no estamos condenados a repetirlo, sino que en Cristo y sólo Cristo podemos ser dueños de nuestro destino.
Como Dios es el Dios de la historia, Dios es también el Señor del presente. El obra e interviene en nuestras vidas, tanto en relación con los individuos, como en relación con las naciones. La historia cristiana tiene en cuenta que las circunstancias externas de los pueblos y de los individuos son el resultado de su condición interior.
La historia cristiana nos inspira a buscar soluciones radicales más bien que cosméticas. Reconoce que la fuente del problema es el pecado en el corazón del hombre; no los sistemas. Los sistemas son sólo tan bueno como los seres humanos que se valen de ellos.
Los cristianos de cada generación, como portadores del mensaje redentor de Cristo, tienen la llave de la felicidad de sus naciones. Si vivimos nuestras vidas consistentemente con el mensaje que predicamos, tanto nuestros conciudadanos como Dios responderán positivamente. Ellos, acercándose a Cristo, la Verdad que los hará libres; El, perdonando y sanado nuestra tierra: "Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra" (2Crónicas 7:14).                                                              
Dios es Señor de la historia, actuando en ella a través de los seres humanos para cumplir sus propósitos. La historia es como una coparticipación humana en la empresa divina. La perspectiva cristiana es esencialmente optimista, ya que ve todo como parte del plan de un Dios bueno; pero al mismo tiempo es profundamente realista, ya que reconoce que el hombre es un ser caído, pero con esperanzas, sólo si responde al llamado de Dios y reconoce que Dios es el Creador y Señor de todo el Universo.


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El Dr. Alberto Mottesi es uno de los conferencistas más conocidos y respetados en el mundo hispanoamericano.
Sus seminarios de liderazgo atraen anualmente a miles de líderes de todos los contextos, y sus reuniones multitudinarias se cuentan entre algunos de los movimientos masivos más grandes en la historia del pueblo hispano. En los últimos 30 años, ha predicado en persona, a más de 20 millones de seres humanos.
Se le conoce por su ministerio a presidentes, gobernantes y políticos en todos los países de habla castellana. El periodismo lo ha denominado "El Pastor de los Presidentes." Ha llamado la atención de la prensa el fuerte llamado que Alberto Mottesi hace a los líderes de las naciones para que vivan una vida de integridad.