"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la HISTORIA de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal y como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden.” Lucas 1:1-3 VRV1960


martes, 31 de mayo de 2011

Jesucristo: El personaje histórico por excelencia. Primera Parte

    Si usted hace una breve encuesta en algún lugar de su ciudad, preguntándole a las personas. ¿Quién es el personaje más relevante de la historia y por qué?, algunos dudarán por un segundo pero luego contestarán, de acuerdo a lo que le han enseñado los libros de historia; otro le contestarían inmediatamente porque en su mente, ya tienen albergado el nombre de alguien en particular. Dependiendo de cada país existe un personaje histórico relevante. Por ejemplo, en Venezuela, el personaje histórico relevante es Simón Bolívar, en Argentina, José de San Martín o Eva Perón. Para un estadounidense podría ser George Washington o Thomas Jefferson; para un británico, Sir Winston Churchill...la lista es amplia, extensa, porque para que una persona, sea hombre o mujer llegue a ser relevante históricamente, debe haber marcado un hito en un tiempo y en un espacio determinado y haber dejado un legado en el ámbito donde se desarrolló.

    Cuando estudiamos la Historia Universal, observamos que ésta se presenta como líneal, es decir, comienza en un año "X" y continúa de manera recta, hasta nuestro días:

En las líneas del tiempo usualmente se divide la historia en dos períodos: Antes de Cristo y Después de Cristo. En la ilustración anterior se observa que, el nacimiento de Cristo es señalado como el "Año Cero", es decir, se INICIA un NUEVO período en la historia a partir del nacimiento de Jesucristo. Para que los historiadores hayan decidido que la historia a partir del nacimiento de Cristo deba dividirse en dos, es porque este personaje marcó un hito en un tiempo y espacio determinado; su legado fue tan impactante que cambió el devenir de la humanidad. ¿Será acaso Jesucristo EL personaje por excelencia de la historia?

     El historiador austríaco, Sir Ernst H. Gombrich (1909-2001) dijo de Jesucristo:

"...Jesucristo nació en tiempos de Augusto en Palestina (...) La vida y la doctrina de Jesucristo la hallarás en la Biblia (...) nadie está sin pecado ante él [ante Dios], pero que Dios se compadece del pecador (...) ya sabes qué es la gracia: el amor de Dios, grande y gratuito y que otorga el perdón (...) Por eso Jesús enseñaba: "Amad a vuestros enemigos; haced el bien a quienes os odian; bendecid a quienes os maldicen; orad por quienes os insultan..."1

Lo anteriormente citado, es apenas una mínima porción de lo que enseñó Jesucristo. Cuando los primeros cristianos transmitieron a los ciudadanos romanos las enseñanzas de Cristo, es posible que éstos, no comprendieran de buenas a primeras el legado cristiano. Para los romanos distinguidos el derecho era lo más importante. En el Imperio romano, donde la crueldad era un estilo de vida y el politeísmo era la religión oficial, escuchar un mensaje que prometía la gracia divina, debió resultar "un corto circuito" en la mente de quienes escuchaban. La Gracia Divina significa más que el derecho y los cristianos lo llamaban las "Buenas Nuevas". El eu-angelion, en griego, El Evangelio: Buenas Noticias, es lo que proclamó Jesucristo,  y estas buenas nuevas se expandieron por todo el Imperio Romano.

    Tal vez usted que esté leyendo este artículo dirá: "Bueno, esa es su opinión y la del historiador Gombrich. Pero, ¿otros historiadores opinan igual?. Los cuatro Evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan son las fuentes bíblicas (históricas) de la historicidad de Jesucristo. Sin embargo, existen otros historiadores que nos hablan de Jesucristo, lo cual lo hace un personaje histórico de relevancia.

1.- Cayo Cornelio Tácito (52-54 D.C.)

Historiador, Senador, Cónsul y Gobernador del Imperio romano. Escribió "Annales", obra donde expone la historia de alguno de los emperadores romanos. Al escribir del reinado de Nerón, Tácito habla de la muerte de Jesucristo y la persecución de los cristianos:

"Pero nada del alivio que pudiera provenir del hombre, ninguno de los dones que pudiera impartir el príncipe, ni los muchos sacrificios expiatorios que pudieran ser presentados a los dioses, podrían haber tenido valor para disculpar a Nerón de la infamia que significaba el que se le creyera ser el que había ordenado la conflagración, el incendio de Roma. Por tanto, para suprimir el rumor, él cargó falsamente a las personas comunmente llamadas cristianos con la culpa, y los castigó con las más refinadas torturas, atrayendo sobre ellos el aborrecimiento de todos por sus iniquidades. Cristo, el fundador del nombre, fue ajusticiado por Poncio Pilato, procurador de Judea en el reino de Tiberio: pero la superstición perniciosa, reprimida por un tiempo, volvió hacer irrupción, no solamente a través de Judea, donde tuvo su orígen este error, sino por toda la ciudad de Roma" (Annales XV.44) (El subrayado es nuestro).

2.- Flavio Josefo ( 37 D.C.)

 Historiador judío proveniente de una noble familia sacerdotal. Fue saduceo, esenio y fariseo, adhiriéndose a esta última denominación. En el año 66 D.C. fue comandante de las fuerzas judías en Galia. En su obra  "Antigüedades" hace referencia de Jesucristo:

"Ahora, había alrededor de este tiempo un hombre sabio, Jesús, si es que es lícito llamarlo un hombre, pues era un hacedor de maravillas, un maestro tal que los hombres recibían con agrado la verdad que les enseñaba. Atrajo a muchos de los judíos y de los gentiles. El era el Cristo, y cuando Pilato, a sugerencia de los principales entre nosotros, le condenó a ser crucificado, aquellos que le amaban desde un principio no le olvidaron, pues se volvió a aparecer vivo ante ellos al tercer día; exactamente como los profetas lo habían anticipado y cumpliendo otras mil cosas maravillosas respecto de su persona que también habían sido prenunciadas. Y la tribu de cristianos, llamados de este modo por causa de él, no ha sido extinguida hasta el presente" (Antigüedades. XVIII.33) (El subrayado es nuestro).

3.- Luciano de Samosata (125-181)

  Escritor sirio de expresión griega. Es considerado como un genio de la literatura satírica universal. En una de sus obras: "The Passing Peregruis", Luciano se refiere despectivamente de Jesucristo:

 "...el hombre que fue crucificado en Palestina por haber introducido este nuevo culto en el mundo...Aún más, el primer legislador que ellos tuvieron les persuadió de que todos ellos eran hermanos unos de otros, después de haber transgredido de una vez por todas negando los dioses griegos y adorando a aquel sofista crucificado y viviendo bajo sus leyes" (El subrayado es nuestro).

     Estos tres historiadores de primer milenio, nos dan testimonio histórico de Jesucristo, cuyas enseñanzas y estilo de vida pusieron en tela de juicio casi todo lo que el mundo romano había sostenido. A diferencia de algunos personajes históricos, Jesucristo no fue un político, ni un militar. Su legado es que TRANSFORMO a sus seguidores con un mensaje de amor y perdón. Los primeros cristianos a pesar de las brutales persecuciones a las que fueron sometidos, no se defendieron con armas; establecieron una nueva era en la historia occidental porque creyeron que Jesús es "El Camino, La Verdad y La Vida" (Juan 14:6) y esta creencia es lo que ha permitido que cambios en diversas áreas de la historia hayan acaecido.

     En la segunda parte de este artículo, continuaremos exponiendo testimonios de historiadores acerca de la historicidad de Jesucristo y su magnífico legado en la Historia de la Humanidad.


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 1 Ernst H. Gombrich, Breve Historia del Mundo. Barcelona. Ediciones Península.2007.  p.129. 

miércoles, 11 de mayo de 2011

Las tradiciones orales, pueden considerarse historia? Cuarta y última Parte

En esta última parte, expondremos la Evidencia o crítica externa.

El historiador Ciro F.S. Cardoso en su obra: "Introducción al trabajo de la Investigación histórica", dice que la crítica externa o de erudición: "...trata, fundamentalmente, de determinar si un documento es auténtico o falso, en su totalidad o en parte, y de ubicarlo en el tiempo y el espacio, además de restablecer su texto en su forma primera". En otras palabras, lo que se discute en este caso es si otro material histórico confirma o niega el testimonio interno de los documentos en cuestión. Se trata de contestar las siguientes interrogantes: ¿cuáles son las fuentes que existen, fuera de la literatura que se está analizando, que comprueban su exactitud, confiabilidad y autenticidad? ¿Son confiables los documentos?

Particularmente cuando se aplica la crítica interna a un documento particular debe haber conformidad o acuerdo con otros hechos conocidos, históricos o científicos. Al haber esta conformidad existe por lo tanto, una prueba decisiva del testimonio, bien sea de uno o más testigos.

El historiador Eusebio de Cesárea ( 275-339), conocido como "El Padre de la Historia de La Iglesia", en su obra "Historia Eclesiástica" nos relata acerca de los Evangelios:

"El Anciano (el apóstol Juan) acostumbraba decir también ésto: "Y el Presbítero (el apóstol Juan) decía esto: Marcos, habiendo sido el intérprete de Pedro, escribió con mucha exactitud todo lo que él (Pedro) mencionó acerca de lo dicho y hecho por Cristo, auqnue no ordenadamente. Porque Marcos no había oído al Señor ni lo había seguido, sino, como dije, a Pedro, el cual ajustaba sus enseñanzas según las necesidades y no como si estuviera haciendo una compilación de los dichos del Señor. Por lo tanto, Marcos no cometió errores al escribir las cosas tal como las menciona; y es que puso atención en una sola cosa: no omitir nada de cuanto había escuchado ni incluir ninguna   declaración falsa entre todo ello".


Ireneo, Obispo de Lyon ( 130-202), quien fue discípulo de Policarpo, arzobispo de Esmirna, quien había sido cristiano durante 86 años, y fue discípulo de Juan el apóstol. En su obra "Contra Herejías" lo siguiente:

"Mateo publicó su Evangelio entre los hebreos (es decir, judíos) en su propia lengua, cuando Pedro y Pablo estaban predicando el Evangelio en Roma y fortaleciendo a la iglesia allí. Después de su partida (es decir su muerte), Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro, personalmente nos entregó por escrito la sustancia de la predicación de Pedro. Lucas, el compañero de Pablo, escribió en un libro el Evangelio predicado por su maestrop. Entonces, Juan, el discípulo del Señor, el que se recostó sobre el pecho de Jesús, produjo su propio Evangelio mientras vivía en Efeso, en Asia".

Una disciplina auxiliar de la Historia, la Arqueología, nos ofrece un poderoso testimonio externo. El arqueólogo alemán Werner Keller en su libro "Y la Biblia tenía razón", nos deja un legado interesante de la veracidad de los relatos bíblicos. Uno de estos pasajes que Keller expone acerca de la autenticidad bíblica es acerca del proceso de juicio y castigo que Jesucristo sufrió, antes de ser crucificado, en casa de Poncio Pilato:

"Las descripciones del juicio, de la condena y de la crucifixión, que figuran en los Evangelios, han sido examinados y comprobados por numerosos eruditos con objetividad científica y han podido ser confirmados hasta en sus menores detalles como relatos fieles desde el punto de vista histórico. Los principales actores que tomaron parte en el proceso han sido bien establecidos por un tercer testimonio y el sitio en que aquél tuvo lugar identificado con toda exactitud en unas excavaciones. Las incidencias que se produjeron durante el desarrollo del proceso pudieron ser comprobadas por testimonios contemporáneos de aquella época y por las investigaciones llevadas a cabo en tiempos modernos (...)
Según el derecho vigente en aquella época, la sentencia tenía que ser confirmada por el procurador romano, a quien correspondía el llamado ius gladii; sólo él podía permitir ejecutarla. El procurador de Judea era entonces Poncio Pilato .
"Pilato, pues, oídas estas razones saco afuera a Jesús, y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado "litóstroto" y en arameo "gabbatha"... Entonces, pues, se lo entrego para que fuera crucificado" (Jn. 19:13-16).
De la casa de Pilato, donde se desarrolló esta escena, sobrevivió a la destrucción de Jerusalén del año 70 después de J.C. el "litóstroto," "el embaldosado." El hallazgo ha de agradecerse a los trabajos realizados durante muchos años por el arqueólogo padre L. H. Vincent. Lo consiguió gracias a los datos precisos contenidos en el Evangelio de San Juan.
La palabra lithostroton quiere decir "embaldosado." El arameo "gabbatha" equivale a "altura."
En tiempos de Jesucristo, junto a las murallas del templo, en dirección noroeste, sobre un promontorio, es decir, en un lugar elevado, "se alzaba la formidable torre denominada "Antonia." Herodes I la había hecho construir y le había dado el nombre de un amigo suyo. La guarnición romana había instalado allí sus cuarteles, en el año 70 después de J.C., Tito, al conquistar Jerusalén, hizo demoler dicha fortaleza. Sobre sus ruinas se realizaron más tarde nuevas construcciones.
Exactamente allí donde estaba situado el patio de esta fortaleza encontró Vincent un pavimento liso de 2.500 metros cuadrados de construcción romana y típica de la época de Jesús.
Aquí es donde Jesús compareció ante Pilato mientras, fuera, la multitud vociferaba. Sobre este pavimento es donde fue azotado (Jn. 19:1), cosa que siempre precedía a la crucifixión, cual hace constar reiteradamente Josefo:" Para ejecutar tan horrible castigo, el cuerpo era desnudado y azotado hasta que la sangre manaba de las heridas".

 Estas evidencias, nos comprueban la veracidad histórica de Jesucristo y por ende, de los Evangelios. Si alguna persona descarta la Biblia por no considerarla veraz, tendrá que descartar casi toda la literatura de la antiguedad. La Biblia y en paricular los Evangelios, ofrecen al lector un conjunto textual e hostórico coherente. Si usted es una persona intelectualmente honesta no puede desechar una fuente como esta.

Los Evangelios son en definitiva libros históricos, con datos exactos en lo que respecta al espacio, al tiempo e inclusive a la geopolítica. Son documentos de una gran riqueza antropológica. El escepticismo con respecto a las credenciales históricas del cristianismo se basa en un prejuicio no razonable, que ignora los elementos historiográficos para analizar los Evangelios, desde el punto de vista histórico.

Le invito a leer los Evangelios para que así usted conozca al protagonista de ellos: Jesucristo, el hombre que "partió" la historia de la humanidad en dos. Léalos. Mucho usted aprenderá y descubrirá el plan del Creador para su vida.

martes, 10 de mayo de 2011

Las tradiciones orales, pueden considerarse historia? Tercera Parte

En la segunda parte de esta serie de artículos, se expuso uno de los tres principios básicos para reconocer la veracidad de un manuscrito histórico. En este artículo expondremos uno de ellos: Las evidencias internas.

I.- Evidencias Internas

La prueba bibliográfica lo único que nos determina es que el manuscrito o texto histórico que tenemos, es el que se escribió originalmente. Sin embargo, ese texto o manuscrito, ¿hasta qué punto es creíble? Es allí cuando el investigador aplica al texto en cuestión, el principio de la crítica interna.

El historiador Ciro F.S. Cardoso en su libro, "Introducción al trabajo de la investigación histórica", define a la crítica interna o de procedencia como: "...el control del texto con la finalidad de restablecerlo en su forma primera, a través de la eliminación de los errores e interpolaciones..." El autor antes citado, es de la opinión que algunos textos nos llegaron sólo en forma de copias, debido a la pérdida de los originales; con frecuencia, hay divergencia entre las distintas copias, y el crítico o investigador (historiador) debe optar por una variante entre otras. Se ha dado el caso de que los originales nunca existieron, como es el caso de los poemas atribuídos a Homero, las cuales fueron publicados varios siglos después de su elaboración. De igual manera, a través de la crítica interna o de restitución, se detectan los errores gramaticales (en función del uso del autor o de su época), lo absurdo, la contradicción, el hecho de atribuirle al autor ideas o conocimientos que no podía tener, etc. Las interpolaciones, es decir, pasajes agregados, intercalados en el texto por sucesivos copistas, se evidencian por el hecho de causar problemas linguísticos o gramaticales, contradicciones o anacronismos.

En este punto es necesario aplicar la máxima de Aristóteles: "El beneficio de la duda se le debe atribuír al documento, no al crítico". Cuando se examina un texto para comprobar su veracidad no hay que asumir que existe fraude o error, a menos que el autor del texto, se descalifique a sí mismo mediante contradicciones o aspectos inexactos conocidos con respecto a los hechos.

El historiador estadounidense Louis R. Gottschalk,  es de la opinión que: "...la capacidad para decir la verdad del escritor o del testigo le es útil al historiador para determinar la credibilidad, aunque el testimonio de esta "capacidad" se encuentre en un documento obtenido por fuerza o mediante fraude, o en cualquier otro sentido censurable, o se base en testimonios de referencia, o proceda de un testigo interesado".

Esta "capacidad para decir la verdad" está intimamente relacionada con la proximidad del testigo, tanto geográfica como cronológicamente, a los acontecimientos que escribe. los escritos del Nuevo Testamento sobre la vida y enseñanza de Jesús fueron redactados por hombres que habían sido testigos oculares de los eventos reales y de las enseñanzas de Cristo, o por personas que relataron lo que les dijeron directamente testigos oculares.

 Por ejemplo, leemos en Lucas 1:1-3 (Versión Reina-Valera, 1960):

"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido cirtísimas, tal como nos los enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su orígen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo"[subrayado es nuestro]

En 2Pedro 1:16 se lee (Versión Reina-Valera, 1960):

"Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad".

Juan, uno de los discípulos de Jesucristo, expone en 1Juan 1:3 (Versión Reina-Valera, 1960):


"...lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que vosotros también tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo"[subrayado es nuestro]

Esta proximidad a los acontecimientos que se escribieron es un medio muy efectivo para certificar la exactitud de lo que retiene el testigo. El historiador, sin embargo, también tiene que hacer frente al testigo ocular que consciente o inconscientemente dice falsedades, aunque haya estado cerca del evento y sea competente para decir la verdad.


Los datos que da el Nuevo Testamento acerca de Cristo estaban en circulación durante la vida de aquellos que vivieron cuando Cristo estuvo en la tierra. Estas personas, realmente podían confirmar o negar la exactitud de los acontecimientos. En defensa de su argumento a favor del Evangelio, los apóstoles habían acudido al conocimiento común que se tenía de Jesús, aun al enfrentar a sus más implacables oponentes. Ellos no sólo dijeron: "Mirad, nosotros vimos esto", o "Nosotros oímos que..."; sino que les devolvieron el reto, y justo frente a sus críticos más severos dijeron: "Vosotros también sabéis acerca de estas cosas..."

Para finalizar, es pertinente colocar lo que escribió Will Durant, filósofo e historiador estadounidense (1885-1981), autor de la legendarioa obra "The Story of Civilizaton", acerca de la veracidad de la persona de Jesucristo:

"A pesar de los prejuicios y de los conceptos teológicos preconcebidos de los evangelistas, ellos registraron muchos incidentes que, si sólo hubieran sido inventores, los hubieran encubierto: la competencia entre los apóstoles para lograr los primeros puestos en el reino, la huida de ellos luego del arresto de Jesús, la negación de Pedro, el hecho de que Cristo no hizo milagros en Galilea, las referencias que algunos de sus oyentes hicieron a la posibilidad de que Jesús estaba loco, la incertidumbre inicial de Jesús con respecto al futuro, los momentos de amargura que experimentó, el clamor desesperado que expresó en la cruz. Nadie que esté leyendo estas escenas puede dudar de la realidad del Personaje que hay en ellas. Que unos pocos hombres sencillos hubieran inventado en una sola generación una Personalidad tan poderosa y atrayente, tan excelsa y ética, y tan inspiradora de una visión de hermandad humana, hubiera sido un milagro mucho más increíble que cualquiera de los que se registran en los Evangelios. Luego de dos siglos de alta crítica, los bosquejos de la vida, el carácter y la enseñanza de Cristo permanecen razonablemente claros, y constituyen el más fascinante rasgo de la historia del hombbre occidental".





martes, 3 de mayo de 2011

Las tradiciones orales, pueden considerarse historia? Segunda Parte

En el artículo anterior se expuso que la historia de Jesucristo había sido transmitida en forma oral, hasta que esta historia, fue plasmada en papel, a través de lo que hoy conocemos como los Evangelios.

Ahora bien, ¿Es posible creer que los Evangelios son fidedignos? Como historiadora manejo las herramientas para abordar una investigación acerca de un acontecimiento ocurrido en un espacio y tiempo determinado. La confiabilidad histórica de las Sagradas Escrituras (Antiguo y Nuevo Testamento) deben ser probadas utilizando los mismos criterios con los cuales son probados los documentos históricos. El historiador PolacoJerzy Topolsky desarrolló el método del conocimiento basado en fuentes y que éstas son de vital importancia en la investigación histórica. Por su parte el historiador estadounidense Billy C. Sander nos enseña que una fuente documental debe ser evaluada por tres principios básicos: La prueba bibliográfica, la prueba de evidencias internas y la prueba de las evidencias externas.

En este artículo, expondrémos la Prueba Bibliográfica.

1.- LA PRUEBA BIBLIOGRAFICA

La prueba bibliográfica es un examen de la transmisión textual mediante la cual los documentos llegaron hasta nosotros. En otras palabras, al no tener los documentos originales, ¿cuán confiables son las copias que tenemos en relación con el número de manuscritos y el intervalo de tiempo transcurrido entre el original y la copia existente?

Podemos apreciar la tremenda riqueza de autoridad del manuscrito del Nuevo Testamento, al compararlo con otras fuentes antiguas. Por ejemplo, las obras de Tucídides (460-400 A.C.), la cual se basa sólo en ocho manuscritos que datan del año 900 A.D., es decir, de 1300 años despuès que él lo escribiera. De igual manera, los manuscritos del llamado Padre de la Historia, Herodoto que son de una fecha posterior. Sin embargo, tomando como base la procedencia de los manuscritos de Herodoto y Tucídides, ningún erudito pondría en duda la autenticidad de estos dos historiadores del mundo antiguo.

 Aristóteles escribió su obra Poética aproximadamente en el 343 A.C., sin embargo, la más antigua copia que se posee data del 1100 A.D. De igual manera, César escribió su Historia de las Guerras Gálicas entre el 58 y el 50 A.D. La autoridad de su obra, en lo que se refiere a manuscritos, se basa en nueve o diez manuscritos escritos 1000 años después de su muerte.

Cuando llegamos a la Autoridad del Nuevo Testamento en lo que a manuscritos se refiere, la abundancia de material es desconcertante, en comparación con los manuscritos de las obras antes citadas. Después de los descubrimientos de los antiguos manuscritos en papiro que sirvieron como puente entre los tiempos de Cristo y el siglo segundo, otros manuscritos en abundancia salieron a la luz. Hoy existen más de 20.000 copias de manuscritos del Nuevo Testamento. De La Ilíada, por ejemplo, existen 643 manuscritos, y es la obra que ocupa el segundo lugar en cuanto a autoridad de manuscritos, después del Nuevo Testamento.

Tomando en cuenta lo antes expuesto, finalizamos con la afirmación del erudito en Nuevo Testamento, J. Harold Greenlee: "Puesto que los eruditos aceptan como generalmente fidedignos los escritos de los antiguos clásicos, aunque sus manuscritos más antiguos fueron escritos muchísimo tiempo después que los originales, y el número de manuscritos existentes es en muchos casos mínimo, queda claro que la fidelidad del texto del Nuevo Testamento está igualmente confirmada".


La aplicación de la prueba bibliográfica al Nuevo Testamento nos confirma que, en lo que a manuscritos se refiere, tiene más autoridad que cualquier obra de la literatura clásica. Si se agrega a esa autoridad el hecho de que durante 100 años se le ha hecho una intensa crítica textual al Nuevo Testamento, uno puede concluír que se ha establecido un auténtico texto del Nuevo Testamento.

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Basado en el libro "Más que un Carpitero" de Josh McDowell.

lunes, 2 de mayo de 2011

Las tradiciones orales, pueden considerarse historia? Primera parte

Para abordar una investigación histórica se requieren fuentes. Estas pueden ser: 1.- Escritas( documentos manuscritos, libros, hemerografía); 2.- Restos arqueológicos y, 3.- Fuentes Orales. Respecto a esta últimas, algunos acontecimientos de la historia de la humanidad tuvieron su inicio en las fuentes orales. Hoy día lo que sabemos de Jesucristo, el hombre más importante de la Historia, lo conocemos por relatos que pasaron de generación en generación hasta culminar en los cuatro Evangelios que forman parte del Nuevo Testamento, una de  las partes de la Biblia.

 Jesucristo vivió en una sociedad donde prevalecía la tradición oral. Eran muy pocas las personas que sabían leer y escribir en la época. Las élites religiosas y la aristocracia judía y romana eran quienes tenían el privilegio de saber leer y escribir, aparte de unos pocos ciudadanos. De hecho, en las Sinagogas judías, los rollos que contenían la Ley de Moisés y los escritos de los profetas, eran leídos por el Sumo Sacerdote. Las costumbres sociales, las noticias y el conocimiento se relataban a viva voz.

Jesús utilizaba los relatos oarales en sus enseñanzas. Por ejemplo, en el capítulo 5 del Evangelio de Mateo, se lee lo siguiente: " Viendo [Jesús] la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca, les enseñaba..." Las multitudes acudían a escuchar a Jesucristo porque las noticias de sus enseñanzas, milagros y curaciones llegaban a las personas "de boca en boca". Los Evangelios también nos relatan que, al morir Jesús sus discípulos continuaron relatando lo que habían presenciado y escuchado de Jesucristo. Con el tiempo, los relatos fueron escritos para ser utilizados en las reuniones de la iglesia cristiana.

Los eruditos bíblicos afirman que los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron escritos una o dos generaciones después de la vida de Jesús. Cada evangelio se escribió en un lugar distinto y para un determinado grupo de personas, pero todos contienen relatos que siguen el curso de la vida de Jesús, y también relatos que él narró.

Posiblemente Mateo y Lucas utilizaron el primero de los evangelios en escribirse - el de Marcos-, como una de sus fuentes. Algunos relatos aparecen en uno solo de los evangelios, mientras que otros son narrados por dos o más autores, por lo general con variaciones en los detalles. Estas variaciones nos permiten observar que cada autor tuvo noticias de algún detalle que otro omitió, lo cual permite concatenar la vida, misión y obra de Jesucristo, de una manera lineal, tal y como ha sido presentada la historia a lo largo de los siglos.

Los relatos de la vida de Jesús no forman parte de leyendas urbanas, ni de fábulas o cuentos. Si leemos alguno de los evangelios en concordancia con un libro de historia antigua, observamos que no se devían de la realidad histórica en un tiempo y espacio determinado. Por ejemplo, en la época en que vivió Jesucristo, dominada por el Imperio romano, los recaudadores de impuestos eran personajes urbanos, relevantes para un sector de la población (la romana) y rechazados por otros (los judíos). Jesucristo comió con recaudadores de impuestos, siendo uno de ellos su discípulo y autor de uno de los evangelios. Nos referimos a Mateo.

Por lo tanto, las tradiciones orales pueden considerarse historia, siempre y cuando, no tergiversen la realidad de un tiempo y espacio determinado, por lo que podemos asegurar que los relatos acerca de Jesucristo que se leen en los cuatro Evangelios, son fidedignos. Aunque algunos consideran estos escritos de cuentos interesantes, por la crítica externa e interna a la que se somete un documento histórico para comprobar su veracidad, podemos asegurar que la historia de Jesúcristo es HISTORIA y no un cuento; una historia que ha logrado cambiar vidas a lo largo de la Historia.