"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la HISTORIA de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal y como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden.” Lucas 1:1-3 VRV1960


martes, 10 de enero de 2012

¿Podemos confiar en la Biblia? Primera Parte

   Antes de que se inventara la imprenta, los escribas copiaron los textos de las Escrituras a mano por más de 1000 años: sin lentes, a la luz de las velas, valiéndose de plumas de aves y una mezcla de carbón vegetal molido, goma arábiga y agua grabaron las palabras de las llamadas Sagradas Escrituras en la superficie áspera de papiros y pergaminos.

   Algunos críticos literarios afirman que la Biblia está plagada de errores; miles de personas leen y creen estos ataques contra la credibilidad de la Biblia. Por otro lado, la fe de millones sigue basándose en la autoridad de la Biblia como documento coherente y confiable que contiene la verdad sobre Dios. ¿Quién tiene la razón?

   ¿Acaso la Biblia sigue comunicando las mismas verdades que los autores originales quisieron transmitir? ¿O será verdad que los textos antiguos fueron alterados con tanta ligereza que los biblistas contemporáneos solo cuentan con manuscritos plagados de errores que es imposible determinar con certeza el significado de los textos originales?

   Con estas preguntas en mente, repasemos la historia de los textos bíblicos para ver qué datos concretos aportan los archivos históricos.
  • Descubriremos que la Biblia es confiable
  • Es posible saber qué dice la Biblia
  • Podemos confiar que la Biblia que hoy leemos es fiel a los manuscritos originales, a pesar de que existen diferencias en copias de la antigüedad

EVANGELIO
FECHA
(Aproximada)
FUENTE

MARCOS

65 D.C.

Pedro; escrito por Marcos

MATEO

75 D.C.

Mateo

LUCAS

75 D.C.

Lucas, compañero de Pablo

JUAN

90 D.C.

Juan

1.- ¿Cómo se transmitieron los relatos? 

Los autores escépticos afirman: "[Los Evangelios] fueron escritos entre 35 y sesenta y 65 después de la muerte de Jesús (...) por personas que vivieron en una época posterior, es decir, personas que no fueron testigos oculares..."1

El verdadero fundamento histórico: Sí y no. Aunque es verdad que los Evangelios probablemente se escribieron entre 35 y 65 años después de la muerte de Jesús, disponemos de suficientes evidencias históricas para afirmar que las fuentes de los Evangelios fueron testigos directos de los hechos de la vida de Jesús. El Evangelio de Marcos apareció alrededor del 65 d.C., y los Evangelios según Marcos y Lucas comenzaron a circular proximadamente una década más tarde. El Evangelio de Juan parece haber sido escrito alrededor del 90 d.C., incluso, aceptando estas fechas, debemos como mínimo aceptar que estos libros se hayan nutrido del testimonio de personas que compartieron la vida de Jesús. La aparición del Evangelio de Marcos apenas transcurridos 30 años de la muerte de Jesús indica que es razonable afirmar que los Evangelios, al menos pudieron haber sido escritos por testigos oculares. Sin embargo, determinar la fecha en que se escribieron los Evangelios no es lo más importante. Lo que verdaderamente importa es determinar si los Evangelios reflejan fielmente el relato de testigos directos de la vida y el ministerio de Jesús. Según lo recordaban líderes cristianos de la iglesia primitiva como Papías de Hierápolis, Policarpo de Esmirna e Ireneo de Lyon, cada uno de los cuatro Evangelios representa el testimonio de testigos directos de la vida de Jesucristo. De acuerdo con las memorias de estos autores - estas presentan todos los indicios de haber sido escritas en el siglo I d.C.:
  •  Los relatos que registran el Evangelio de Marcos son el testimonio de Pedro, puestos por escrito por su "traductor" Marcos.
  • El Evangelio de Lucas combina testimonios escritos y orales de testigos directos compilados por Lucas, médico personal de Pablo. 
  • Los materiales que solo se encuentran en el Evangelio según mateo proceden de Mateo, un cobrador de impuesto que dejó una profesión lucrativa para seguir a Jesús.
Los autores escépticos afirman: "Los relatos basados en narraciones de testigos oculares no son necesariamente confiables, y lo mismo puede afirmarse con respecto a innumerables relatos que (...) circularon oralmente mucho tiempo después de ocurridos los hechos"2

El verdadero fundamento histórico: En una cultura caracterizada por la tradición oral, como lo fue el mundo bíblico, era posible conservar la fidelidad de los relatos orales por mucho tiempo. En cambio, en nuestra era, al contar con buena educación y toda clase de facilidades para escribir, nos hemos acostumbrados a registrar por escrito toda información importante. Pero en la antigüedad, y particularmente entre los judíos, las enseñanzas importantes se aprendían mediante repetición de estructuras rítmicas y reiteradas que permitían que los estudiantes memorizaran verdades fundamentales. Estas enseñanzas se conocían como relatos orales. Gracias a este método se logró que enseñanzas y relatos sobre acontecimientos históricos mantuvieran una coherencia sorprendente al pasar de una generación a otra. Gran parte del Antiguo Testamento y algunas porciones del Nuevo Testamento, como por ejemplo, el testimonio directo sobre los acontecimientos narrados por Lucas 1:2, deben de haberse transmitido verbalmente como relatos orales antes de se los pusieran por escrito.
Los autores escépticos afirman: "Hoy nosotros calificaríamos de absoluta ligereza la manera en que se introdujeron cambios en los relatos del Nuevo Testamento. Los textos fueron modificados, ampliados y adornados y, en ocasiones, directamente inventados"3
El verdadero fundamento histórico: Los relatos sobre Jesús incluidos en el Nuevo Testamento no fueron inventados ni modificados con "absoluta ligereza". Los relatos orales sobre la vida de Jesús y la primera iglesia surgieron entre los testigos directos poco después de ocurridos los hechos, y estos relatos mantuvieron su coherencia mientras se difundía a lo largo y ancho del imperio romano.
A modo de ejemplo, veremos uno de estos segmentos de historia oral, luego puesto por escrito en  1Corintios 15:3-7. ¿Cómo sabemos que estas palabras del apóstol Pablo representan parte de la tradición oral sobre Jesús? Pablo comienza su recapitulación con dos palabras griegas: paradidomi (entregado) y paralambano (recibido), las cuales indicaban que se trataba de una tradición oral. Los lectores de la antigüedad sabían que la conjución de estos dos términos implicaba que el autor estaba citando fuentes orales.
    Un rápido análisis de estos versículos revela cuán pronto surgieron relatos orales entre los testigos directos de la vida de Jesús y la coherencia que mantuvieron estas tradiciones. Aun cuando Pablo escribió en griego, al hablar de Pedro usaba el nombre arameo "Cefas". A esto se agrega la repetición de la frase "y que", que es la traducción griega de la expresión usada en arameo para unir dos proposiciones. La estructura gramatical de estos versículos pone en evidencia que el relato oral  fue originalmente transmitido en arameo. Ahora bien, ¿en qué lugar se habla arameo? En Juedea y Galilea, las regiones que Jesús recorrió durante su ministerio y el lugar donde murió y resucitó. ¿En qué momento habrá escuchado Pablo el relato de la muerte y resurrección de Jesús en arameo? La evidencia sugiere que pudo haber sido alrededor del año 35 d.C., fecha en que Pablo estuvo en Jerusalén y oyó el relato de boca de un testigo directo (Gálatas 1:18). Los estudiosos sostienen que el hecho de que Pablo haya recibido un relato coherente en arameo en aquel momento prueba que este relato - una tradición que confirma los datos esenciales de la resurrección de Jesús- surgió en las cercanías de Jerusalén poco después de la crucifixión de Jesús.
   A partir de este pequeño fragmento de historia oral surge claramente que los primeros cristianos no alteraron los relatos con ligereza. De este modo, no se entiende cómo Pablo - tres años después de su visita a Corintios- pudo decirles a los corintios, inmediatamente antes de citar la mencionada tradición oral: "Ahora hermanos, quiero recordarles el evangelio que les prediqué", dando a entender que usaba un lenguaje similar en los diferentes lugares donde predicaba (1 Corintios 15:1 NVI). Es evidente que este ejemplo de relato oral sobre la vida de Jesús no fue inventado mucho después de ocurridos los hechos ni "alterado con absoluta ligereza", como afirman los escépticos. Por el contrario, esta tradición oral sobre Jesús surgió poco después de su resurrección y se transmitió prácticamente sin variante a través del imperio romano.
Fragmento Evangelio de Juan

Los autores escépticos afirman: "En el Nuevo Testamento no hay una sola frase referida a Jesús escrita por alguien que haya conocido personalmente al "involuntario rey de los judíoa". Los seguidores de Jesús (...) pertenecían fundamentalemente a la clase baja, como por ejemplo pescadores y artesanos, no hablaban griego sino arameo (...) Por último, resulta improbable que los discípulos de Jesús, hombres de clase baja, analfabetros en la redacción de las composiciones literarias que la historia les atribuyó"4
El verdadero fundamento histórico: No todos los seguidores de Jesús eran analfabetos, y si bien algunos de ellos sí lo eran, incluso las personas pertenecientes a la clase trabajadora podían contratar los servicios de los escribas - personas competentes para traducir al griego culto un relato oral-.
En el libro que lleva el nombre de Mateo se presenta al apóstol Mateo como un cobrador de impuestos (Mateo 10:3). Es bastante improbable que alguno de los primeros cristianos inventara este dato profesional. Debido a que las autoridades romanas esperaban que los cobradores forjaran su fortuna personal estafando a la gente, los cobradores de impuesto rara vez encabezaban la listra de personajes populares entre el pueblo. Pero poseían una cualidad indiscutida: sabían leer y escribir. Los cobradores de impuestos llevaban consigo pinakes, tablillas recubiertas con cera de abejas compuestas por varios paneles unidos por unas bisagraas. Escribían sobre la cera con un estilo o punzón y luego, esas notas podían ser traducidas y transcriptas en un papiro. Además, a través de papiros hallados en Egipto sabemos que los cobradores de impuestos también emitían recibos para los contribuyentes de su ciudad o aldea. Por consiguiente, un cobrador de impuestos como Mateo no podía ser analfabeto puesto que el trabajo cotidiano de un cobrador de impuestos de Galilea implicaba apuntar y registrar datos en más de un idioma.
Uso de tablilla y estilo

Otro de los autores de los Evangelios, Lucas, el compañero de Pablo. Si se le compara con otras personas del Nuevo Testamento, Lucas resulta un personaje desconocido. Su nombre aparece solo en tres ocasiones, en cartas atribuidas a Pablo (Colosenses 4:14; Filemón 1:24; 2Timoteo 4:11). Teniendo en cuenta que otros compañeros de viaje de Pablo ocupan un lugar mucho más prominente - por ejemplo, Timoteo, Bernabé o Silas-, es difícil imaginar por qué alguien le atribuiría a Lucas el tercer Evangelio a menos que, claro está, sea efectivamente el autor del libro que lleva su nombre.
Según Colosenses 4:14, Pablo veía a Lucas como "el médico amado". Los médicos de la antiguedad deben de haber tenido, al menos, la capacidad de leer resúmenes del saber médico que tuvo un importante desarrollo en el siglo I. Los papiros hallados en Egipto prueban que muchos médicos escribían informes para la autoridad pública relativos a lesiones sospechosas así como también documentos para los dueños de los esclavos, certificando la salud de estos. Es, por tanto, bastante improbable que Lucas fuera analfabeto. además, muchos médicos eran capaces de reunir en un único informe el testimopnio de varios testigos, tal como muestra el prefacio del Evangelio según Lucas (Lucas 1:1-4).
   Solo restan Marcos y Juan. Aunque no contamos con evidencias fehacientes, es probable que estos dos discípulos no hayan sabido leer ni escribir. Sin embargo, en siglo I d.C. se podían contratar los servicios de un escriba para traducir textos escritos en diferentes idiomas, incluidas traducciones del arameo al griego culto. Los títulos de propiedad complejos, las epístolas dirigidas a familiares, y aun sencillos recibos comerciales, todos requerían la competencia de un secretario y constituían el sustento de gran acntidad de escribas. Pablo, por ejemplo, sabía escribir en griego (Gálatas 6:11; Filemón 1:19-21), sin embargo, hubo escribas que le escribieron las cartas (ver romanos 16:22 y también, 1Pedro 5:12). es perfectamente posible que Marcos y Juan hayan empleado escribas profesionales para escribir en griego sus relatos sobre la vida de Jesús. Si así fuera, de todos modos los dos discípulos seguirían siendo las fuentes de estos Evangelios.

   Continuaremos en la segunda parte, exponiendo más evidencias acerca de la confiabilidad del libro de los libros: La Biblia.

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1 Bart Ehrman, Jesus , Apocalyptic, Prophet of the New Millenium. Nueva York,  Oxford University, 1999. pp.44-45.
2 Ibidem, pp.47-52
3 Bart Ehrman, Peter, Paul and Mary Magdalene: The Followers of Jesus in History and Legend. Nueva York,  Oxford University, 2006. pp.259
4 Bart Ehrman, Ibidem, p45.