"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la HISTORIA de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal y como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden.” Lucas 1:1-3 VRV1960


viernes, 7 de septiembre de 2012

¿Por qué en septiembre se celebra el día y mes de la Biblia?

       El "Día de la Biblia" es una celebración que se hace en varios países de habla hispana, los cuales no coinciden necesariamente en una misma fecha, aparte de ser realizada por diferentes grupos religiosos que se relacionan con la Biblia en alguna manera, entre ellos: cristianos evangélicos, católicos romanos y ortodoxos.

       En Venezuela aún no hay un día institucionalizado, aunque la Sociedad Bíblica, al igual que en otros países, ha sido la responsable de impulsar la campaña de la celebración del mes de la Biblia, el cual es el mes de septiembre.

Biblia del Oso
¿POR QUÉ SEPTIEMBRE ES EL MES DE LA BIBLIA?

El 26 de septiembre de 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia traducida al español por Casiodoro de Reina llamada “Biblia del Oso”. Se llamaba así porque la tapa de esta Biblia tenía un oso comiendo miel desde un panal. Esta traducción, que posteriormente fue revisada por Cipriano de Valera, dio origen a la famosa versión “Reina Valera”.
Del “Mes de la Biblia” se desprende “el Día de la Biblia” el cual es conmemorado en varios países, aunque en distintas fechas, entre ellos: Argentina (cuarto domingo de septiembre), Perú, Venezuela, Nicaragua (último domingo de septiembre), República Dominicana (27 de septiembre), etc. En estos dos últimos países, dicho día se encuentra institucionalizado por ley.

¿QUIÉN FUE CASIODORO DE REINA?

La versión Reina Valera de la Biblia, es quizá una de las producciones más leídas de la historia. Es tal la magnitud de la trascendencia de ésta, que hasta los autores han quedado eclipsados por su obra.

        Uno de ellos, Casiodoro de Reina, fue un religioso español nacido en Sevilla en el año 1520 y fallecido hacia 1594. Casiodoro de Reina ingresó en el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo de Sevilla como monje. Pronto tuvo contactos con el Luteranismo y se convirtió en partidario de la Reforma Protestante, siendo perseguido por la Inquisición, en parte por la distribución clandestina de la traducción del Nuevo Testamento de Juan Pérez de Pineda. Desatada la represión, prefirió abandonar el monasterio y huir con sus amigos de confianza a Ginebra en 1557 (entre ellos le acompañó Cipriano de Valera).

Casiadoro de Reina

Sin embargo, lo que vio en Ginebra no fue de su agrado: en 1553 se había ejecutado a Miguel Servet y el tratamiento dado a los disidentes era muy controvertido. Reina era opuesto a la ejecución de herejes reales o supuestos, por considerarla una afrenta al testimonio de Jesús. Tradujo secretamente el libro de Sebastián Castellion "Sobre los herejes", que condena las ejecuciones por razones de conciencia y documenta el rechazo original del Cristianismo a semejante práctica.
Aunque Casiodoro de Reina creía en la doctrina cristiana de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) no compartía las creencias unitarias, a causa de las cuales fue quemado Servet. Reina no podía aceptar que se ejecutase a alguien por sus creencias. Entró en contradicción con Juan Calvino y la rigidez imperante le hizo decir que "Ginebra se ha convertido en una nueva Roma", por lo que decidió marcharse a Fráncfort del Meno.

       Entre tanto, la Inquisición católica realizó en Sevilla en abril de 1562 un "Acto de fe" en el que fue quemada una imagen de Casiodoro de Reina. Sus obras fueron incluidas en el llamado "Índice de los Libros Prohibidos" (Index Librorum Prohibitorum) y fue declarado "heresiarca" (jefe de herejes).

       En Inglaterra, donde la reina Isabel I le concedió permiso de predicar a los españoles perseguidos, fue ordenado en 1562 como pastor de la Iglesia de Inglaterra en el templo de Santa María de Hargs, y allí empieza la traducción de la Biblia en lengua castellana, la primera que se hizo a esta lengua vulgar (pues en la Biblia Políglota, impresa entre 1514 y 1517 en Alcalá de Henares, sólo aparecía el latín más las lenguas originales -griego, hebreo y arameo). Calumniado, debió huir a Amberes en enero de 1564, pasando enormes dificultades económicas para poder terminar la traducción de la Biblia.

       Casiadoro de Reina escribió además el primer gran libro contra la Inquisición, titulado: "Algunas artes de la Santa Inquisición española", publicado en Heidelberg en 1567 bajo el seudónimo de Reginaldus Gonsalvius Montanus. La obra se editó en latín, pero fue traducida inmediatamente al inglés, holandés, francés y alemán.
Su versión castellana de la Biblia, fue conocida como "La Biblia del Oso", por aparecer un dibujo con este animal en su portada y se publicó al fin en Basilea, Suiza, en septiembre de 1569. Líderes cristianos y el Consejo Municipal de esa ciudad habían apoyado la obra con todas sus fuerzas, y como muestra de gratitud, Casiodoro de Reina dedicó un ejemplar a la Biblioteca de la Universidad de Basilea. Se tiraron de esta primera edición 2.600 ejemplares, pero a pesar de los obstáculos que había para su venta, en 1596 ya se había agotado totalmente.Dicha obra fue la primera Biblia cristiana completa impresa en idioma castellano, lo que hoy es reconocido como su más valioso aporte. La Biblia de Cipriano de Valera, publicada en 1602, es en realidad una edición corregida de la traducción de Reina, tal como se reconoce en las versiones contemporáneas Reina-Valera, las cuales, sin embargo, suprimen los libros deuterocanónicos traducidos por Reina y colocados como apéndices en la edición de Valera, a la manera de la Biblia de Lutero.

        Habiendo concluido su gran obra en Basilea, salió Casiodoro de esta ciudad y se dirigió a Frankfurt, Alemania, ciudad donde tuvo buena acogida, e incluso se le hizo ciudadano de honor. Desde allí fue a Amberes, Bélgica, para encabezar en 1579 la congregación de los franceses que se habían adherido a la Confesión de Augsburgo, iglesia que reorganizó y en la que desplegó una gran actividad.

    Cuando Amberes cayó en manos de Alejandro Farnesio (español opositor de los emancipados de Roma) en agosto de 1585, dejó esta ciudad y volvió a Frankfurt, donde su figura fue muy respetada entre los cristianos que habían emigrado a Holanda, sosteniéndose por su propio trabajo con un comercio de sedas que estableció.
Algún tiempo después, teniendo más de setenta años, fue elegido pastor auxiliar en la iglesia de Frankfurt en 1593. Todavía ocho meses pudo ejercer su ministerio, hasta que falleció el 15 de marzo de 1594. Su hijo Marcos fue, dos años más tarde, elegido sucesor de su padre. Fue hasta 1601 que apareció impresa una obra que Casiodoro de Reina había escrito en Londres durante 1559 la "Confessión de Fe christiana, hecha por ciertos fieles españoles, los cuales, huyendo los abusos de la Iglesia Romana y la crueldad de la Inquisición d'España, dexaron su patria, para ser recibidos de la Iglesia de los fieles, por hermanos en Christo" (Cassel, 1601).

       La Biblia de Reina no fue la primera versión completa de las Sagradas Escrituras en español. Existía la versión de Alfonso el Sabio de 1260, pero ésta tenía ya entonces un valor meramente histórico. Los judíos de Ferrara habían editado todo el Antiguo Testamento en castellano en 1553, pero esa era una versión de difícil lenguaje, por ser demasiado literal. El Nuevo Testamento ya había sido vertido al español por Enzinas y por Pérez de Pineda con anterioridad a que lo hiciera Reina. Aparte del texto original y las versiones latinas, al hacer su traducción Casiodoro de Reina tuvo a la vista los trabajos anteriores de Valdés (por ejemplo, sus Salmos en español), de Enzinas, y de Pérez de Pineda, así como la Biblia de Ferrara.

       La versión de Reina es hasta hoy la más usada por los cristianos evangélicos de habla hispana, con las ligeras correcciones que hizo en ella Cipriano de Valera. Ha sido durante siglos la única traducción en español asequible, y fue reconocida aún por los católicos, como superior a las dos versiones suyas, la versión de Scío (1793), y la editada por Torres Amat (1825, traducción de José Miguel Petisco), ambas más tardías y únicas hasta tiempos muy recientes
¿Podemos confiar en La Biblia?
Hay elementos que nos indican que podemos confiar en el llamado "Libro de los libros" :
  • La Biblia fue el Primer libro que se imprime en la Imprenta de Gutenberg (Maguncia, Alemania, Siglo XV) .
  • Es el libro más vendido y editado en el mundo.
  • La universalidad de su contenido,  es válido para todo tiempo y edades.
  •  La admirable información de detalles históricos, geográficos, culturales y étnicos sin encontrarse en esta información error alguno que la Arqueología o la investigación no hayan investigado y descubierto como veraces.
  •  La incomparable ética de sus postulados, válidos para todo tiempo, y de una coherencia sin contradicción a pesar de la diversidad de sus “autores” y la distancia de tiempo entre ellos, de más de 1.500 años entre Génesis y el Apocalipsis.
  • La incomparable evidencia de los cumplimientos proféticos, desde las profecías acerca de levantamiento y caída de Imperios, hasta las relacionadas con el Mesías.
  •  La saludable, inspiradora y edificante influencia en el mundo, a través de la Historia.
  • Las incomparables evidencias históricas y transparentes de su documentación, en contraste con las obras cumbre del pensamiento humano.
  • La majestuosa extensión de su mensaje y la siempre actualidad del mismo.
  • El testimonio más fidedigno de la Historia, la declaración del ser más justo y veraz de nuestro Mundo, Jesucristo, quien rotundamente declaró: “el cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán..." (Mateo:11:12).
  • La Biblia ha sido inspiración y ha posibilitado que muchísimas personas cambiaran sus vidas, para bien de ellos mismos, sus familias, sus estudios, su trabajo, su futuro, su salud, su prosperidad, la paz interior y la esperanza de vida eterna.
      En este mes de la Biblia invitamos a todos a tomar este interesante libro, con la inquietud de leerla y compartirla con quienes aún no la conocen. En el mes de la Biblia, nuestra motivación principal es contribuir para que la lectura de La Biblia llegue a muchas personas. La realidad de la Biblia y el Evangelio también se demuestra en las vidas cambiadas de los mismos creyentes.
Consigue una Biblia; abre tu Biblia, tal vez olvidada y descubre el maravilloso mundo que Dios guarda allí para ti, deja que Dios en su Palabra te hable y te encuentre. Es Dios quien te habla, descúbrelo, contémplalo por ti mismo.

jueves, 28 de junio de 2012

¿Podemos confiar en la Biblia? Segunda Parte

Estuvimos de vacaciones y con algunos compromisos personales que impidieron la continuidad de las publicaciones en el blog. Hemos regresado y cada 2 semanas, publicaremos nuevos temas que estamos seguros, serán de su interés. ¡Gracias por visitar FUNDAMENTOS HISTORICOS!
Jaika Tejada S.
Administrador 
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 1.-  ¿Podemos afirmar que los textos bíblicos fueron copiados fielmente?

Los autores escépticos afirman: "El [Antiguo Testamento] presenta numerosos problemas textuales, como quedó demostrado, por ejemplo, a partir del descubrimiento de los rollos del Mar Muerto"1
El verdadero fundamento histórico: La verdad es que los rollos del Mar Muerto probaron exactamente lo contrario. El hallazgo de los rollos permitió comprobar cuán cuidadosamente se había copiado los textos del Antiguo Testamento a través de los siglos. Alrededor del año 900 d.C., casi un milenio después de la época de Jesús, grupos de escribas judíos llamados "masoretas" comenzaron a copiar el Antiguo Testamento siguiendo pautas extremadamente estricats. Los masoretas produjeron copias con exactitud casi perfectas. Hasta el descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, los textos masotéricos eran los manuscritos más antiguos que se conocían del Antiguo Testamento. El hallazgo de los rollos, a mediados del siglo XX, permitió a los especialistas comparar el texto de Isaías ( libro profético del Canon del Antiguo Testamento) recién descubierto con el libro de Isaías de conservado por los masoretas. El estudio reveló que, a pesar de los más de mil años que separaban a los rollos del  Mar  Muerto  de  los textos masotéricos,
Fragmento de un rollo del Mar Muerto
la coincidencia terminó a término de ambos textos ¡superaba el 95%! Las diferencias en el 5% restante se debían fundamentalmente a variantes gráficas de menor importancia. Y con respecto a los rollos que presentan más diferencias que los de Isaías - las copias de 1 y 2 Samuel y Deuteronomio, por ejemplo- en ningún caso las diferencias comprometen puntos fundamentales de la fe judía ni cristiana.
En la tabla que se muestra a continuación, comparamos la antiguedad y el número de manuscritos existentes entre las obras del filósofo griego Platón y los libros que conforman el canon del Nuevo Testamento:

OBRAS DE PLATÓN

NUEVO TESTAMENTO

  • Escritas alrededor del año 400 a.C

  • Escrito entre el año 60 y 100 d.C

  • Solo se conservan siete copias

  • Se han conservado más de 5700 textos

  • El manuscrito más antiguo disponible fue copiado entre los años 800 y 900 d.C – más de 1200 años después de la redacción de los documentos originales

  • Se conservan manuscritos completos del Nuevo Testamento de finales del siglo II y comienzos del siglo IV – menos de tres siglos después de la redacción de los originales.
  • Cientos de fragmentos y manuscritos de los siglos II, III y IV se conservaron hasta nuestros días.
2.- ¿Quién decidió qué libros incluir en la Biblia?

Los autores escépticos afirman: "Muchos cristianos hoy piensan que el canon del Nuevo Testamento simplemente surgió en un momento dado, poco después de la muerte de Jesús, pero esta visión está muy alejada de la realidad. La verdad es que podemos señalar con toda precisión el momento que un cristiano reconocido confeccionó por primera vez una lista de veintisiete libros, ni uno más ni uno menos, y lo presentó como los libros del Nuevo Testamento [...] En el año 367 d.C., Atanasio, Obispo de Alejandría (296-376 d.C), en su carta pastoral anual a las iglesias bajo su dirección en Egipto [...], incluyó los veintisiete libros que hoy conocemos, y excluyó el resto"2

Atanasio
El verdadero fundamento histórico: Esta afirmación desconoce varios hechos claves relativos a la selección de los libros del Nuevo Testamento. Es verdad que Atanasio fue el primer autor que presentó la lista de los 27 libros que hoy integran el Nuevo Testamento. Pero ya desde el comienzo los cristianos habían aceptado en forma unánime los cuatro Evangelios, los Hechos, las cartas de Pablo y la primera epístola de Juan. Y si bien las contraversias por algunos libros del Nuevo Testamento se prolongaron hasta el siglo IV, a partir del siglo I  hubo concenso generalizado entre los cristianos con respecto a los escritos de autoridad indiscutida. El criterio primario para decidir a qué libros se les reconocía autoridad surgió mucho antes del siglo IV, y ese estándar no dependía de la palabra de un obispo influyente. De hecho, es posible rastrear un esbozo de este estándar en escritos cristianos del Siglo I d.C. El principio rector era el siguiente:"Todo testimonio relacionado con los testigos oculares del Señor resucitado gozaba de una autoridad incuestionable entre los primeros cristianos"3. Desde el comienzo, solo se aceptaba la autoridad del testimonio sobre Jesucristo cuya fuente eran los testigos directos de Jesús, incluso mientras se escribían los libros del Nuevo Testamento, la palabra de las personas que habían visto y seguido a Jesucristo tenían un peso especial en las iglesias (ver Hechos 1:21-26 ; 15:6-16:5 ; 1Corintios 4-5; 9:1-12; Gálatas 1:1-12; 1Tesalonicenses 5:26-27). La lógica detrás de este criterio era sencilla: las personas que habían conocido personalmente a Jesús y sus colaboradores más cercanos estaban en mejores condiciones de conocer la verdad sobre la vida de Jesús.
Aunque los debates sobre algunos documentos - entre ellos, las cartas de Pedro, la segunda y tercera carta de Juan, y las cartas de Santiago y Judas -se sucedieron hasta bien entrado el siglo IV, ya en el siglo II  hubo acuerdo generalizado entre los cristianos con respecto a la autoridad de no menos de 19 libros del Nuevo Testamento, y precisamente son estos documentos que contienen las verdades fundamentales sobre Jesús. Aun cuando estos fueran los únicos documentos que registraran el testimonio de personas que conocieran a Jesús en vida, cada una de las verdades fundamentales de la fe cristiana permanecerían intactas. Todo este proceso estuvo guiado por la convicción de que dichos documentos debían sustentarse en el testimonio fidedigno dado por testigos directos del ministerio de Jesucristo.
A la hora de decidir qué documentos del Antiguo Testamento debían ser aceptados, los cristianos adoptaron los libro incluidos en la Escritura hebrea. Cuando alrededor del año 200a.C. se tradujo la Septuaginta, una versión en griego popular de los textos sagrados hebreos, los traductores incluyeron algunos diocumentos judíos que nunca habían sido incluidos en la Escritura hebrea y que fueron rechazados por los rabinos judíos en el Concilio de Jamnia (Yavne), alrededor del año 90 d.C. La iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Oriental reconocen la autoridad de estos libros agregados por la Septuaginta y los incluyen en sus ediciones de la Biblia bajo el nombre de "libros deuterocanónicos" o "apócrifos".

Los autores escépticos afirman:  Entre los primeros cristianos: "No había acuerdo canónico ni acuerdo teológico. Por el contrario, existía gran diversidad: diferentes grupos afirmaban teologías diversas sobre la base de diversidad de documentos, todos ellos con la pretensión de haber sido escritos por apóstoles de Jesús"4

El verdadero fundamento histórico: Entre quienes convivieron con Jesús, muy pronto se logró consenso con respecto a la identidad de Jesús y la casi totalidad de los libros bíblicos. Es cierto que hubo núcleos de creencias divergentes que se manifestaron en alguna de las primeras comunidades cristianas. También s verdad que las disputas sobre unos pocos libros de la Biblia se extendieron más allá de los siglos I y II. Sin embargo, los que convivieron con Jesús lograron concenso en relación a la naturalezaq de Jesús aun antes de que el Nuevo Testamento se terminara de escribir. Al promediar el siglo II, o quizá antes, se logró el concensi con respecto a la casi totalidad de los libros del Nuevo Testamento. Según datos registrado en el Nuevo Testamento - los documentos sobre Jesús escritos en época temprana y, por tanto, relacionados con testigos directos de su ministerio - Jesús era el Mesías prometido en la Escritura hebrea.

3.- ¿Qué grado de credibilidad tiene la Biblia?

Los autores escépticos afirman: "Además de no disponer de los originales [manuscritos originales de los textos bíblicos], tampoco tenemos las primeras copias de los originales [..] Solo tenemos copias tardías, copias realizadas mucho tiempo después"5

El verdadero fundamento histórico: Aunque efectivamente los manuscritos originales de los autores bíblicos se perdieron - tal vez jamás sean recuperados- las copias que hoy tenemos reflejan de manera fidedigna el mensaje inspirado por los autores. En la antigüedad, la gente no veneraba los manuscritos originales de autores importantes; tan pronto los documentos comenzaban a deteriorarse dificultando la lectura, hacían copias fieles y no conservaban los originales sino los quemaban o enterraban. En ocasiones, se raspaba la tinta del documentos original y se recribía sobre el mismo pergamino.
A pesar de las afirmaciones de los críticos, SI existe la posibilidad de disponer de copias de primera generación de los manuscritos originales del Nuevo Testamento. En el año 200 d.C. las iglesias de Corinto, Filipos, Tesalónica, Efeso y Roma aún tenían en su poder manuscritos originales de lo autores apostólicos. En Egipto se encontraron numerosas porciones del Nuevo Testamento copiadas entre los años 100 d.C. y 200 d.C.; es perfectamente verosímil que los escribas hayan copiado al menos algunos de estos documentos directamente de los manuscritos originales.
De todos modos, lo que realmente importa no es la antigüedad de los manuscritos existentes sino su credibilidad . Al comparar los manuscritos se observa absoluta coincidencia entre ellos casi en el 100% de los casos, y con respecto a las diferencias halladas, ni una sola de ellas afecta de manera significativa ningún aspecto de la fe cristiana.
Palabras Finales 
En conclusión, ¿se darán a conocer nuevos y extraordinarios descubrimientos sobre los Evangelios - descubrimientos que pretenderán demostrar que estos documento no son verdaderos? ¡Sin ninguna duda! La Biblia ha resistido a miles de intentos de socavar la autoridad y aniquilar la verdad encerrada en sus páginas, pero nadie lo ha logrado hasta hoy. La verdad y la autoridad de la Escritura se mantienen firmes a pesar de todos y cada uno de sus intentos de presentarlas como ineficaces o inoperantes. En síntesis, ¿podemos confiar en la Biblia? La respuesta es: ¡Sí!


Notas:
1  Bart Ehman, Misquoting Jesus. Harper San Francisco. N.Y.2007. p.254
2  Ibidem. Last Chistianities. Oxford University Press. N.Y.2003.pp 54,230
3 Ehman ubica el surgimiento de este principio en fecha posterior y lo resume así: Los textos que gozaban de autoridad debían ser "antiguos" (de la época de Jesús) y "apostólicos" (de los primeros seguidores de Jesús o sus colaboradores). 
4 MJ, p.153
5 MJ, p.7,11


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El autor de este estudio es Tomothy Paul Jones, Doctorado en Educación. Fue publicado en el folleto ¿Por qué confiar en la Biblia? editado por B&HEspañol, Nashville,TN,USA.








martes, 10 de enero de 2012

¿Podemos confiar en la Biblia? Primera Parte

   Antes de que se inventara la imprenta, los escribas copiaron los textos de las Escrituras a mano por más de 1000 años: sin lentes, a la luz de las velas, valiéndose de plumas de aves y una mezcla de carbón vegetal molido, goma arábiga y agua grabaron las palabras de las llamadas Sagradas Escrituras en la superficie áspera de papiros y pergaminos.

   Algunos críticos literarios afirman que la Biblia está plagada de errores; miles de personas leen y creen estos ataques contra la credibilidad de la Biblia. Por otro lado, la fe de millones sigue basándose en la autoridad de la Biblia como documento coherente y confiable que contiene la verdad sobre Dios. ¿Quién tiene la razón?

   ¿Acaso la Biblia sigue comunicando las mismas verdades que los autores originales quisieron transmitir? ¿O será verdad que los textos antiguos fueron alterados con tanta ligereza que los biblistas contemporáneos solo cuentan con manuscritos plagados de errores que es imposible determinar con certeza el significado de los textos originales?

   Con estas preguntas en mente, repasemos la historia de los textos bíblicos para ver qué datos concretos aportan los archivos históricos.
  • Descubriremos que la Biblia es confiable
  • Es posible saber qué dice la Biblia
  • Podemos confiar que la Biblia que hoy leemos es fiel a los manuscritos originales, a pesar de que existen diferencias en copias de la antigüedad

EVANGELIO
FECHA
(Aproximada)
FUENTE

MARCOS

65 D.C.

Pedro; escrito por Marcos

MATEO

75 D.C.

Mateo

LUCAS

75 D.C.

Lucas, compañero de Pablo

JUAN

90 D.C.

Juan

1.- ¿Cómo se transmitieron los relatos? 

Los autores escépticos afirman: "[Los Evangelios] fueron escritos entre 35 y sesenta y 65 después de la muerte de Jesús (...) por personas que vivieron en una época posterior, es decir, personas que no fueron testigos oculares..."1

El verdadero fundamento histórico: Sí y no. Aunque es verdad que los Evangelios probablemente se escribieron entre 35 y 65 años después de la muerte de Jesús, disponemos de suficientes evidencias históricas para afirmar que las fuentes de los Evangelios fueron testigos directos de los hechos de la vida de Jesús. El Evangelio de Marcos apareció alrededor del 65 d.C., y los Evangelios según Marcos y Lucas comenzaron a circular proximadamente una década más tarde. El Evangelio de Juan parece haber sido escrito alrededor del 90 d.C., incluso, aceptando estas fechas, debemos como mínimo aceptar que estos libros se hayan nutrido del testimonio de personas que compartieron la vida de Jesús. La aparición del Evangelio de Marcos apenas transcurridos 30 años de la muerte de Jesús indica que es razonable afirmar que los Evangelios, al menos pudieron haber sido escritos por testigos oculares. Sin embargo, determinar la fecha en que se escribieron los Evangelios no es lo más importante. Lo que verdaderamente importa es determinar si los Evangelios reflejan fielmente el relato de testigos directos de la vida y el ministerio de Jesús. Según lo recordaban líderes cristianos de la iglesia primitiva como Papías de Hierápolis, Policarpo de Esmirna e Ireneo de Lyon, cada uno de los cuatro Evangelios representa el testimonio de testigos directos de la vida de Jesucristo. De acuerdo con las memorias de estos autores - estas presentan todos los indicios de haber sido escritas en el siglo I d.C.:
  •  Los relatos que registran el Evangelio de Marcos son el testimonio de Pedro, puestos por escrito por su "traductor" Marcos.
  • El Evangelio de Lucas combina testimonios escritos y orales de testigos directos compilados por Lucas, médico personal de Pablo. 
  • Los materiales que solo se encuentran en el Evangelio según mateo proceden de Mateo, un cobrador de impuesto que dejó una profesión lucrativa para seguir a Jesús.
Los autores escépticos afirman: "Los relatos basados en narraciones de testigos oculares no son necesariamente confiables, y lo mismo puede afirmarse con respecto a innumerables relatos que (...) circularon oralmente mucho tiempo después de ocurridos los hechos"2

El verdadero fundamento histórico: En una cultura caracterizada por la tradición oral, como lo fue el mundo bíblico, era posible conservar la fidelidad de los relatos orales por mucho tiempo. En cambio, en nuestra era, al contar con buena educación y toda clase de facilidades para escribir, nos hemos acostumbrados a registrar por escrito toda información importante. Pero en la antigüedad, y particularmente entre los judíos, las enseñanzas importantes se aprendían mediante repetición de estructuras rítmicas y reiteradas que permitían que los estudiantes memorizaran verdades fundamentales. Estas enseñanzas se conocían como relatos orales. Gracias a este método se logró que enseñanzas y relatos sobre acontecimientos históricos mantuvieran una coherencia sorprendente al pasar de una generación a otra. Gran parte del Antiguo Testamento y algunas porciones del Nuevo Testamento, como por ejemplo, el testimonio directo sobre los acontecimientos narrados por Lucas 1:2, deben de haberse transmitido verbalmente como relatos orales antes de se los pusieran por escrito.
Los autores escépticos afirman: "Hoy nosotros calificaríamos de absoluta ligereza la manera en que se introdujeron cambios en los relatos del Nuevo Testamento. Los textos fueron modificados, ampliados y adornados y, en ocasiones, directamente inventados"3
El verdadero fundamento histórico: Los relatos sobre Jesús incluidos en el Nuevo Testamento no fueron inventados ni modificados con "absoluta ligereza". Los relatos orales sobre la vida de Jesús y la primera iglesia surgieron entre los testigos directos poco después de ocurridos los hechos, y estos relatos mantuvieron su coherencia mientras se difundía a lo largo y ancho del imperio romano.
A modo de ejemplo, veremos uno de estos segmentos de historia oral, luego puesto por escrito en  1Corintios 15:3-7. ¿Cómo sabemos que estas palabras del apóstol Pablo representan parte de la tradición oral sobre Jesús? Pablo comienza su recapitulación con dos palabras griegas: paradidomi (entregado) y paralambano (recibido), las cuales indicaban que se trataba de una tradición oral. Los lectores de la antigüedad sabían que la conjución de estos dos términos implicaba que el autor estaba citando fuentes orales.
    Un rápido análisis de estos versículos revela cuán pronto surgieron relatos orales entre los testigos directos de la vida de Jesús y la coherencia que mantuvieron estas tradiciones. Aun cuando Pablo escribió en griego, al hablar de Pedro usaba el nombre arameo "Cefas". A esto se agrega la repetición de la frase "y que", que es la traducción griega de la expresión usada en arameo para unir dos proposiciones. La estructura gramatical de estos versículos pone en evidencia que el relato oral  fue originalmente transmitido en arameo. Ahora bien, ¿en qué lugar se habla arameo? En Juedea y Galilea, las regiones que Jesús recorrió durante su ministerio y el lugar donde murió y resucitó. ¿En qué momento habrá escuchado Pablo el relato de la muerte y resurrección de Jesús en arameo? La evidencia sugiere que pudo haber sido alrededor del año 35 d.C., fecha en que Pablo estuvo en Jerusalén y oyó el relato de boca de un testigo directo (Gálatas 1:18). Los estudiosos sostienen que el hecho de que Pablo haya recibido un relato coherente en arameo en aquel momento prueba que este relato - una tradición que confirma los datos esenciales de la resurrección de Jesús- surgió en las cercanías de Jerusalén poco después de la crucifixión de Jesús.
   A partir de este pequeño fragmento de historia oral surge claramente que los primeros cristianos no alteraron los relatos con ligereza. De este modo, no se entiende cómo Pablo - tres años después de su visita a Corintios- pudo decirles a los corintios, inmediatamente antes de citar la mencionada tradición oral: "Ahora hermanos, quiero recordarles el evangelio que les prediqué", dando a entender que usaba un lenguaje similar en los diferentes lugares donde predicaba (1 Corintios 15:1 NVI). Es evidente que este ejemplo de relato oral sobre la vida de Jesús no fue inventado mucho después de ocurridos los hechos ni "alterado con absoluta ligereza", como afirman los escépticos. Por el contrario, esta tradición oral sobre Jesús surgió poco después de su resurrección y se transmitió prácticamente sin variante a través del imperio romano.
Fragmento Evangelio de Juan

Los autores escépticos afirman: "En el Nuevo Testamento no hay una sola frase referida a Jesús escrita por alguien que haya conocido personalmente al "involuntario rey de los judíoa". Los seguidores de Jesús (...) pertenecían fundamentalemente a la clase baja, como por ejemplo pescadores y artesanos, no hablaban griego sino arameo (...) Por último, resulta improbable que los discípulos de Jesús, hombres de clase baja, analfabetros en la redacción de las composiciones literarias que la historia les atribuyó"4
El verdadero fundamento histórico: No todos los seguidores de Jesús eran analfabetos, y si bien algunos de ellos sí lo eran, incluso las personas pertenecientes a la clase trabajadora podían contratar los servicios de los escribas - personas competentes para traducir al griego culto un relato oral-.
En el libro que lleva el nombre de Mateo se presenta al apóstol Mateo como un cobrador de impuestos (Mateo 10:3). Es bastante improbable que alguno de los primeros cristianos inventara este dato profesional. Debido a que las autoridades romanas esperaban que los cobradores forjaran su fortuna personal estafando a la gente, los cobradores de impuesto rara vez encabezaban la listra de personajes populares entre el pueblo. Pero poseían una cualidad indiscutida: sabían leer y escribir. Los cobradores de impuestos llevaban consigo pinakes, tablillas recubiertas con cera de abejas compuestas por varios paneles unidos por unas bisagraas. Escribían sobre la cera con un estilo o punzón y luego, esas notas podían ser traducidas y transcriptas en un papiro. Además, a través de papiros hallados en Egipto sabemos que los cobradores de impuestos también emitían recibos para los contribuyentes de su ciudad o aldea. Por consiguiente, un cobrador de impuestos como Mateo no podía ser analfabeto puesto que el trabajo cotidiano de un cobrador de impuestos de Galilea implicaba apuntar y registrar datos en más de un idioma.
Uso de tablilla y estilo

Otro de los autores de los Evangelios, Lucas, el compañero de Pablo. Si se le compara con otras personas del Nuevo Testamento, Lucas resulta un personaje desconocido. Su nombre aparece solo en tres ocasiones, en cartas atribuidas a Pablo (Colosenses 4:14; Filemón 1:24; 2Timoteo 4:11). Teniendo en cuenta que otros compañeros de viaje de Pablo ocupan un lugar mucho más prominente - por ejemplo, Timoteo, Bernabé o Silas-, es difícil imaginar por qué alguien le atribuiría a Lucas el tercer Evangelio a menos que, claro está, sea efectivamente el autor del libro que lleva su nombre.
Según Colosenses 4:14, Pablo veía a Lucas como "el médico amado". Los médicos de la antiguedad deben de haber tenido, al menos, la capacidad de leer resúmenes del saber médico que tuvo un importante desarrollo en el siglo I. Los papiros hallados en Egipto prueban que muchos médicos escribían informes para la autoridad pública relativos a lesiones sospechosas así como también documentos para los dueños de los esclavos, certificando la salud de estos. Es, por tanto, bastante improbable que Lucas fuera analfabeto. además, muchos médicos eran capaces de reunir en un único informe el testimopnio de varios testigos, tal como muestra el prefacio del Evangelio según Lucas (Lucas 1:1-4).
   Solo restan Marcos y Juan. Aunque no contamos con evidencias fehacientes, es probable que estos dos discípulos no hayan sabido leer ni escribir. Sin embargo, en siglo I d.C. se podían contratar los servicios de un escriba para traducir textos escritos en diferentes idiomas, incluidas traducciones del arameo al griego culto. Los títulos de propiedad complejos, las epístolas dirigidas a familiares, y aun sencillos recibos comerciales, todos requerían la competencia de un secretario y constituían el sustento de gran acntidad de escribas. Pablo, por ejemplo, sabía escribir en griego (Gálatas 6:11; Filemón 1:19-21), sin embargo, hubo escribas que le escribieron las cartas (ver romanos 16:22 y también, 1Pedro 5:12). es perfectamente posible que Marcos y Juan hayan empleado escribas profesionales para escribir en griego sus relatos sobre la vida de Jesús. Si así fuera, de todos modos los dos discípulos seguirían siendo las fuentes de estos Evangelios.

   Continuaremos en la segunda parte, exponiendo más evidencias acerca de la confiabilidad del libro de los libros: La Biblia.

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1 Bart Ehrman, Jesus , Apocalyptic, Prophet of the New Millenium. Nueva York,  Oxford University, 1999. pp.44-45.
2 Ibidem, pp.47-52
3 Bart Ehrman, Peter, Paul and Mary Magdalene: The Followers of Jesus in History and Legend. Nueva York,  Oxford University, 2006. pp.259
4 Bart Ehrman, Ibidem, p45.