"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la HISTORIA de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal y como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden.” Lucas 1:1-3 VRV1960


miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cristianismo, humanismo y sociedad. Segunda Parte

El 31 de Octubre de 1517, el fraile agustino Martin Lutero clava en las puertas del Castillo de Wittenberg sus 95 proposiciones sobre el abuso de las indulgencias. En ese momento, nadie se imaginaba que ese hecho sería memorable para la historia de la humanidad puesto que cambió los cimientos de las letras, artes, ciencia y la política. Este hecho memorable se conoce como La Reforma.

Martin Lutero colocando sus 95 tesis
El movimiento reformador de Lutero tuvo como base un versículo bíblico: "Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá" Romanos 1:17.- VRV 1960.
Lutero originó un poderosos movimiento popular porque estaba convencido que difundir sus estudios bíblicos a la comunidad de personas sencillas como los labradores y artesanos, resultaría en un cambio en la manera de pensar acerca de Dios, porque para Lutero el hombre no podía obtener perdón de sus faltas sino confiando en el amor a Dios y abandonándose a su misericordia; lo que no podían conseguir ayunos, maceraciones y supuestas buenas obras, la fe en Dios podía realizarlo. Esta sencilla revelación que Martín Lutero obtuvo de las Escrituras, particularmente del libro de Romanos, comienza un movimiento que trajo cambios significativos en la personas y  en las naciones. 
Con el tiempo, la Reforma constituyó una revolución política, económica y social. Se ha dicho que: "La Reforma fue una acción permanente y recíproca de fuerzas espirituales y materiales" 1

Uno de los frutos de la Reforma fue la prosperidad económica en los países donde fue aceptado este movimiento. En efecto, los principios de trabajo y dignidad que aparecen en la Biblia permitió que las personas comenzarán a tener una perspectiva diferente del trabajo y de la prosperidad. El énfasis del cristianismo es que cada persona debe trabajar y no esperar "por los panes y los peces" como expresó Cicerón (106 a.dC - 73 d.C), jurista y filósofo romano. Respecto a la base bíblica del trabajo, Juan Calvino (1509-1564), reformador francés dijo: "El corazón de un cristiano debe elevarse por encima del deseo de la bienaventuranza para sí mismo. Existimos para Dios y no para nosotros mismos. Por ello debemos trabajar ante todo para la gloria de Dios".  Calvino igualmente exhortaba a las personas a trabajar. Se basaba para ello en la segunda carta del Apóstol Pablo a los de Tesalónica:2Tesalonicenses3:6-10. NVI:"Hermanos,en el nombre del Señor Jesucristo les ordenamos que se aparten de todo hermano que esté viviendo como un vago y no según las enseñanzas recibidas de nosotros (...) Nosotros no vivimos como ociosos entre ustedes, ni comemos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes (...) Porque el que no quiera trabajar, que tampoco coma". Calvino supo resumir los preceptos de Lutero, llevándola al plano social y económico. Superó a Lutero por su talento sistematizador, y aún más por sus cualidades de organización.

El movimiento cristiano de La Reforma le dió dignidad al trabajo manual. Para los cristianos el trabajo es honroso y este sentir, produjo una colisión entre los estratos denominados para la época "patricios"  y  "la plebe", del cual surgió la llamada clase media, ahora presente en todas las sociedades occidentales. Ese nuevo estrato de la sociedad fomentó y cultivó la idea de la necesidad del trabajo y del libre comercio por  el hecho de que es necesario para la prosperidad, la libertad política y económica.

La Etica Cristiana del trabajo y  la prosperidad económica


 En 1905, el sociólogo alemán Max Weber publica su famosa obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo. A Webber le llamó la atención que: "los líderes en los negocios y poseedores del capital, y los grados elevados del trabajo, y aún más el personal altamente técnico y comercialmente preparado en las empresas modernas, eran abrumadoramente protestantes"2. Webber también expone que el protestantismo, que se aferraba en las enseñanzas de Lutero y Calvino de que el trabajo para el cristiano en su comunidad era un llamamiento (vocatio), dio fuerte impulso a la ética del trabajo. En el caso de Calvino, Weber añade que la ética del trabajo se complementó con la enseñanza de este que era aceptable y no pecaminoso que el cristiano reciba intereses por los préstamos.
La observación de Max Webber es correcta, porque Calvino alegaba que la posición de la Biblia contraria a la usura significaba que solo a los pobres no se le debía cobrar intereses. Webber también observó que un sector del protestestantismo - lo puritanos- trabajaban arduamente, ahorraban y practicaban la economía para tener un futuro de prosperidad y riqueza, a las que consideraban una señal de prosperidad divina.
Aun cuando la tesis de Webber ha provocado fuertes críticas, como por ejemplo las de Kurt Samuelsson, historiador sueco de la economía, los autores de las ciencias sociales siguen citándolo como una teoría aceptable de los efectos de la ética protestante sobre la filosofía del trabajo y la economía en la sociedad occidental, especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica.
La ética protestante del trabajo tiene su base en 2 Tesalonicenses 3:10 (citado anteriormente). El valor y la necesidad del trabajo arduo no la introdujo el protestantismo cristiano en sí. Sus bases están en la Biblia.
En la época de la Reforma el trabajo se hacía para glorificar a Dios. Hoy día, aunque algunos grandes ejecutivos y profesionales de la clase media aplican sin saber, la ética cristiana del trabajo, laboran sin embargo,  para sí mismos y hasta por razones egoístas. Actualmente como el Estado ha intervenido en la estatización de empresas y en leyes coercitivas (esto último independientemente si el gobierno dice llamarse socialista o liberal), la ética protestante del trabajo ha perdido su valía, razón por la que algunas naciones que antes aplicaron los principios cristianos a su leyes (EEUU, Alemania, Noruega, Suecia, Finlandia, por ejemplo) están en la actualidad sufriendo severas crisis económicas.

No queda preguntarnos:¿Es el Estado y el Humanismo el centro de toda prosperidad económica en la sociedad? El Estado es una figura sofisticada que se crea con la finalidad de poner límites a la conducta del ser humano a través de leyes e instituciones. El Humanismo, coloca al hombre como centro de todo y no toma en cuenta a Dios como Soberano y Señor absoluto. Sin embargo, pudimos observar que gracias a un movimiento llamado La Reforma, cambios significativos en la historia económica y social se suscitaron, porque un grupo de hombres decidieron creerle a Dios, antes que al Estado y a sus ideas humanistas.

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1 Carl Grimberg, Descubrimientos y Reformas. Barcelona, Ed. Daimon. 1981. p.281
2 Max Webber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Madrid, Alianza Editorial. p. 85

NVI: Nueva versión internacional. 1999. Sociedad Bíblica Unida
RV1960. Versión Reina Valera, 1960. Sociedad Bíblica Unida

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