"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la HISTORIA de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal y como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden.” Lucas 1:1-3 VRV1960


jueves, 28 de junio de 2012

¿Podemos confiar en la Biblia? Segunda Parte

Estuvimos de vacaciones y con algunos compromisos personales que impidieron la continuidad de las publicaciones en el blog. Hemos regresado y cada 2 semanas, publicaremos nuevos temas que estamos seguros, serán de su interés. ¡Gracias por visitar FUNDAMENTOS HISTORICOS!
Jaika Tejada S.
Administrador 
_________________________________________________________________________________
 1.-  ¿Podemos afirmar que los textos bíblicos fueron copiados fielmente?

Los autores escépticos afirman: "El [Antiguo Testamento] presenta numerosos problemas textuales, como quedó demostrado, por ejemplo, a partir del descubrimiento de los rollos del Mar Muerto"1
El verdadero fundamento histórico: La verdad es que los rollos del Mar Muerto probaron exactamente lo contrario. El hallazgo de los rollos permitió comprobar cuán cuidadosamente se había copiado los textos del Antiguo Testamento a través de los siglos. Alrededor del año 900 d.C., casi un milenio después de la época de Jesús, grupos de escribas judíos llamados "masoretas" comenzaron a copiar el Antiguo Testamento siguiendo pautas extremadamente estricats. Los masoretas produjeron copias con exactitud casi perfectas. Hasta el descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, los textos masotéricos eran los manuscritos más antiguos que se conocían del Antiguo Testamento. El hallazgo de los rollos, a mediados del siglo XX, permitió a los especialistas comparar el texto de Isaías ( libro profético del Canon del Antiguo Testamento) recién descubierto con el libro de Isaías de conservado por los masoretas. El estudio reveló que, a pesar de los más de mil años que separaban a los rollos del  Mar  Muerto  de  los textos masotéricos,
Fragmento de un rollo del Mar Muerto
la coincidencia terminó a término de ambos textos ¡superaba el 95%! Las diferencias en el 5% restante se debían fundamentalmente a variantes gráficas de menor importancia. Y con respecto a los rollos que presentan más diferencias que los de Isaías - las copias de 1 y 2 Samuel y Deuteronomio, por ejemplo- en ningún caso las diferencias comprometen puntos fundamentales de la fe judía ni cristiana.
En la tabla que se muestra a continuación, comparamos la antiguedad y el número de manuscritos existentes entre las obras del filósofo griego Platón y los libros que conforman el canon del Nuevo Testamento:

OBRAS DE PLATÓN

NUEVO TESTAMENTO

  • Escritas alrededor del año 400 a.C

  • Escrito entre el año 60 y 100 d.C

  • Solo se conservan siete copias

  • Se han conservado más de 5700 textos

  • El manuscrito más antiguo disponible fue copiado entre los años 800 y 900 d.C – más de 1200 años después de la redacción de los documentos originales

  • Se conservan manuscritos completos del Nuevo Testamento de finales del siglo II y comienzos del siglo IV – menos de tres siglos después de la redacción de los originales.
  • Cientos de fragmentos y manuscritos de los siglos II, III y IV se conservaron hasta nuestros días.
2.- ¿Quién decidió qué libros incluir en la Biblia?

Los autores escépticos afirman: "Muchos cristianos hoy piensan que el canon del Nuevo Testamento simplemente surgió en un momento dado, poco después de la muerte de Jesús, pero esta visión está muy alejada de la realidad. La verdad es que podemos señalar con toda precisión el momento que un cristiano reconocido confeccionó por primera vez una lista de veintisiete libros, ni uno más ni uno menos, y lo presentó como los libros del Nuevo Testamento [...] En el año 367 d.C., Atanasio, Obispo de Alejandría (296-376 d.C), en su carta pastoral anual a las iglesias bajo su dirección en Egipto [...], incluyó los veintisiete libros que hoy conocemos, y excluyó el resto"2

Atanasio
El verdadero fundamento histórico: Esta afirmación desconoce varios hechos claves relativos a la selección de los libros del Nuevo Testamento. Es verdad que Atanasio fue el primer autor que presentó la lista de los 27 libros que hoy integran el Nuevo Testamento. Pero ya desde el comienzo los cristianos habían aceptado en forma unánime los cuatro Evangelios, los Hechos, las cartas de Pablo y la primera epístola de Juan. Y si bien las contraversias por algunos libros del Nuevo Testamento se prolongaron hasta el siglo IV, a partir del siglo I  hubo concenso generalizado entre los cristianos con respecto a los escritos de autoridad indiscutida. El criterio primario para decidir a qué libros se les reconocía autoridad surgió mucho antes del siglo IV, y ese estándar no dependía de la palabra de un obispo influyente. De hecho, es posible rastrear un esbozo de este estándar en escritos cristianos del Siglo I d.C. El principio rector era el siguiente:"Todo testimonio relacionado con los testigos oculares del Señor resucitado gozaba de una autoridad incuestionable entre los primeros cristianos"3. Desde el comienzo, solo se aceptaba la autoridad del testimonio sobre Jesucristo cuya fuente eran los testigos directos de Jesús, incluso mientras se escribían los libros del Nuevo Testamento, la palabra de las personas que habían visto y seguido a Jesucristo tenían un peso especial en las iglesias (ver Hechos 1:21-26 ; 15:6-16:5 ; 1Corintios 4-5; 9:1-12; Gálatas 1:1-12; 1Tesalonicenses 5:26-27). La lógica detrás de este criterio era sencilla: las personas que habían conocido personalmente a Jesús y sus colaboradores más cercanos estaban en mejores condiciones de conocer la verdad sobre la vida de Jesús.
Aunque los debates sobre algunos documentos - entre ellos, las cartas de Pedro, la segunda y tercera carta de Juan, y las cartas de Santiago y Judas -se sucedieron hasta bien entrado el siglo IV, ya en el siglo II  hubo acuerdo generalizado entre los cristianos con respecto a la autoridad de no menos de 19 libros del Nuevo Testamento, y precisamente son estos documentos que contienen las verdades fundamentales sobre Jesús. Aun cuando estos fueran los únicos documentos que registraran el testimonio de personas que conocieran a Jesús en vida, cada una de las verdades fundamentales de la fe cristiana permanecerían intactas. Todo este proceso estuvo guiado por la convicción de que dichos documentos debían sustentarse en el testimonio fidedigno dado por testigos directos del ministerio de Jesucristo.
A la hora de decidir qué documentos del Antiguo Testamento debían ser aceptados, los cristianos adoptaron los libro incluidos en la Escritura hebrea. Cuando alrededor del año 200a.C. se tradujo la Septuaginta, una versión en griego popular de los textos sagrados hebreos, los traductores incluyeron algunos diocumentos judíos que nunca habían sido incluidos en la Escritura hebrea y que fueron rechazados por los rabinos judíos en el Concilio de Jamnia (Yavne), alrededor del año 90 d.C. La iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Oriental reconocen la autoridad de estos libros agregados por la Septuaginta y los incluyen en sus ediciones de la Biblia bajo el nombre de "libros deuterocanónicos" o "apócrifos".

Los autores escépticos afirman:  Entre los primeros cristianos: "No había acuerdo canónico ni acuerdo teológico. Por el contrario, existía gran diversidad: diferentes grupos afirmaban teologías diversas sobre la base de diversidad de documentos, todos ellos con la pretensión de haber sido escritos por apóstoles de Jesús"4

El verdadero fundamento histórico: Entre quienes convivieron con Jesús, muy pronto se logró consenso con respecto a la identidad de Jesús y la casi totalidad de los libros bíblicos. Es cierto que hubo núcleos de creencias divergentes que se manifestaron en alguna de las primeras comunidades cristianas. También s verdad que las disputas sobre unos pocos libros de la Biblia se extendieron más allá de los siglos I y II. Sin embargo, los que convivieron con Jesús lograron concenso en relación a la naturalezaq de Jesús aun antes de que el Nuevo Testamento se terminara de escribir. Al promediar el siglo II, o quizá antes, se logró el concensi con respecto a la casi totalidad de los libros del Nuevo Testamento. Según datos registrado en el Nuevo Testamento - los documentos sobre Jesús escritos en época temprana y, por tanto, relacionados con testigos directos de su ministerio - Jesús era el Mesías prometido en la Escritura hebrea.

3.- ¿Qué grado de credibilidad tiene la Biblia?

Los autores escépticos afirman: "Además de no disponer de los originales [manuscritos originales de los textos bíblicos], tampoco tenemos las primeras copias de los originales [..] Solo tenemos copias tardías, copias realizadas mucho tiempo después"5

El verdadero fundamento histórico: Aunque efectivamente los manuscritos originales de los autores bíblicos se perdieron - tal vez jamás sean recuperados- las copias que hoy tenemos reflejan de manera fidedigna el mensaje inspirado por los autores. En la antigüedad, la gente no veneraba los manuscritos originales de autores importantes; tan pronto los documentos comenzaban a deteriorarse dificultando la lectura, hacían copias fieles y no conservaban los originales sino los quemaban o enterraban. En ocasiones, se raspaba la tinta del documentos original y se recribía sobre el mismo pergamino.
A pesar de las afirmaciones de los críticos, SI existe la posibilidad de disponer de copias de primera generación de los manuscritos originales del Nuevo Testamento. En el año 200 d.C. las iglesias de Corinto, Filipos, Tesalónica, Efeso y Roma aún tenían en su poder manuscritos originales de lo autores apostólicos. En Egipto se encontraron numerosas porciones del Nuevo Testamento copiadas entre los años 100 d.C. y 200 d.C.; es perfectamente verosímil que los escribas hayan copiado al menos algunos de estos documentos directamente de los manuscritos originales.
De todos modos, lo que realmente importa no es la antigüedad de los manuscritos existentes sino su credibilidad . Al comparar los manuscritos se observa absoluta coincidencia entre ellos casi en el 100% de los casos, y con respecto a las diferencias halladas, ni una sola de ellas afecta de manera significativa ningún aspecto de la fe cristiana.
Palabras Finales 
En conclusión, ¿se darán a conocer nuevos y extraordinarios descubrimientos sobre los Evangelios - descubrimientos que pretenderán demostrar que estos documento no son verdaderos? ¡Sin ninguna duda! La Biblia ha resistido a miles de intentos de socavar la autoridad y aniquilar la verdad encerrada en sus páginas, pero nadie lo ha logrado hasta hoy. La verdad y la autoridad de la Escritura se mantienen firmes a pesar de todos y cada uno de sus intentos de presentarlas como ineficaces o inoperantes. En síntesis, ¿podemos confiar en la Biblia? La respuesta es: ¡Sí!


Notas:
1  Bart Ehman, Misquoting Jesus. Harper San Francisco. N.Y.2007. p.254
2  Ibidem. Last Chistianities. Oxford University Press. N.Y.2003.pp 54,230
3 Ehman ubica el surgimiento de este principio en fecha posterior y lo resume así: Los textos que gozaban de autoridad debían ser "antiguos" (de la época de Jesús) y "apostólicos" (de los primeros seguidores de Jesús o sus colaboradores). 
4 MJ, p.153
5 MJ, p.7,11


----------
El autor de este estudio es Tomothy Paul Jones, Doctorado en Educación. Fue publicado en el folleto ¿Por qué confiar en la Biblia? editado por B&HEspañol, Nashville,TN,USA.








No hay comentarios:

Publicar un comentario