"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la HISTORIA de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal y como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden.” Lucas 1:1-3 VRV1960


lunes, 2 de mayo de 2011

Las tradiciones orales, pueden considerarse historia? Primera parte

Para abordar una investigación histórica se requieren fuentes. Estas pueden ser: 1.- Escritas( documentos manuscritos, libros, hemerografía); 2.- Restos arqueológicos y, 3.- Fuentes Orales. Respecto a esta últimas, algunos acontecimientos de la historia de la humanidad tuvieron su inicio en las fuentes orales. Hoy día lo que sabemos de Jesucristo, el hombre más importante de la Historia, lo conocemos por relatos que pasaron de generación en generación hasta culminar en los cuatro Evangelios que forman parte del Nuevo Testamento, una de  las partes de la Biblia.

 Jesucristo vivió en una sociedad donde prevalecía la tradición oral. Eran muy pocas las personas que sabían leer y escribir en la época. Las élites religiosas y la aristocracia judía y romana eran quienes tenían el privilegio de saber leer y escribir, aparte de unos pocos ciudadanos. De hecho, en las Sinagogas judías, los rollos que contenían la Ley de Moisés y los escritos de los profetas, eran leídos por el Sumo Sacerdote. Las costumbres sociales, las noticias y el conocimiento se relataban a viva voz.

Jesús utilizaba los relatos oarales en sus enseñanzas. Por ejemplo, en el capítulo 5 del Evangelio de Mateo, se lee lo siguiente: " Viendo [Jesús] la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca, les enseñaba..." Las multitudes acudían a escuchar a Jesucristo porque las noticias de sus enseñanzas, milagros y curaciones llegaban a las personas "de boca en boca". Los Evangelios también nos relatan que, al morir Jesús sus discípulos continuaron relatando lo que habían presenciado y escuchado de Jesucristo. Con el tiempo, los relatos fueron escritos para ser utilizados en las reuniones de la iglesia cristiana.

Los eruditos bíblicos afirman que los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron escritos una o dos generaciones después de la vida de Jesús. Cada evangelio se escribió en un lugar distinto y para un determinado grupo de personas, pero todos contienen relatos que siguen el curso de la vida de Jesús, y también relatos que él narró.

Posiblemente Mateo y Lucas utilizaron el primero de los evangelios en escribirse - el de Marcos-, como una de sus fuentes. Algunos relatos aparecen en uno solo de los evangelios, mientras que otros son narrados por dos o más autores, por lo general con variaciones en los detalles. Estas variaciones nos permiten observar que cada autor tuvo noticias de algún detalle que otro omitió, lo cual permite concatenar la vida, misión y obra de Jesucristo, de una manera lineal, tal y como ha sido presentada la historia a lo largo de los siglos.

Los relatos de la vida de Jesús no forman parte de leyendas urbanas, ni de fábulas o cuentos. Si leemos alguno de los evangelios en concordancia con un libro de historia antigua, observamos que no se devían de la realidad histórica en un tiempo y espacio determinado. Por ejemplo, en la época en que vivió Jesucristo, dominada por el Imperio romano, los recaudadores de impuestos eran personajes urbanos, relevantes para un sector de la población (la romana) y rechazados por otros (los judíos). Jesucristo comió con recaudadores de impuestos, siendo uno de ellos su discípulo y autor de uno de los evangelios. Nos referimos a Mateo.

Por lo tanto, las tradiciones orales pueden considerarse historia, siempre y cuando, no tergiversen la realidad de un tiempo y espacio determinado, por lo que podemos asegurar que los relatos acerca de Jesucristo que se leen en los cuatro Evangelios, son fidedignos. Aunque algunos consideran estos escritos de cuentos interesantes, por la crítica externa e interna a la que se somete un documento histórico para comprobar su veracidad, podemos asegurar que la historia de Jesúcristo es HISTORIA y no un cuento; una historia que ha logrado cambiar vidas a lo largo de la Historia.









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